5 motivos por los que nunca pongo mi PC en suspensión, y tú tampoco deberías

boton apagado pc icono

Apagar o susprender el PC, esa es la cuestión. Este dilema seguro que se nos ha planteado alguna vez en la cabeza. Si bien el modo de suspensión es más cómodo para volver rápidamente a la acción, existen razones más que argumentadas para evitar su uso de manera prolongada. Pero principalmente, podemos decir que sí, afecta al rendimiento del sistema.

Y no solo ello, sino que también supone un consumo innecesario de energía y un desgaste extra para nuestros componentes. Los riesgos que conllevan hacer uso abusivo de esta práctica pueden estar muy por encima de los beneficios.

modo suspension windows

Además, en esta etapa en que todos los PCs ya se adquieren con discos duros SSD, que aumenta exponencialmente la velocidad de arranque de nuestro equipo, ¿para qué utilizar la función de suspender? Vamos a ver cinco razones por los que evitar a toda costa este modo.

Degradación del rendimiento del equipo

El uso reiterado del «modo suspensión» puede generar una acumulación de servicios y procesos que no se han cerrado correctamente. Ello puede suponer una fuente inagotable de errores y mal funcionamiento de nuestro equipo, y degradar plenamente el rendimiento de nuestro PC.

Al final, todo ello se traduce en posibles problemas con nuestro software, ralentizaciones en el funcionamiento debido a la memoria llena o lo que es aún peor: complicaciones en las actualizaciones de Windows.

Consumo de energía

Es cierto que el modo de suspensión consume menos energía que mantenerlo encendido. Pero aun así, sí sigue consumiendo electricidad, como consecuencia de que la RAM sigue en funcionamiento.

Por el contrario, apagar el PC eliminará toda carga de energía destinada al PC, y con ello, un ahorro en la factura de la luz. Además, si tienes un ordenador portátil, la batería podría sufrir los excesos del modo de suspensión y acortar enormemente su vida útil.

Interrupción de procesos del sistema

El modo de suspensión no se asegura de que los procesos finalicen de manera correcta. Lo que puede suponer la generación de archivos dañados o configuraciones alteradas y fallos en aplicaciones o juegos.

Este modo, incluso, puede suponer que tu partida actual en un videojuego no se guarde. Y si a ello le sumas cualquier error en el procedimiento de ejecución, tu partida se puede ir al traste muy rápido.

Daños en el hardware

El modo suspensión, de por sí, no daña directamente nuestro hardware. Sin embargo, sí que puede hacer mella en él a largo plazo. Hay casos en que incluso la batería de ciertos portátiles se calientan más al entrar en modo suspensión que directamente encendidos.

Ello puede suponer una degradación constante de nuestros recursos materiales del PC. En este caso, la batería sería la primera damnificada, pero también podría afectar al disco duro o la memoria RAM.

El arranque rápido de los SSD

El modo suspensión pierde un poco más de sentido gracias al uso de los discos duros SSD. Desde la llegada de estos dispositivos, el apagado y arranque de nuestro equipo ha adquirido velocidades de vértigo (unos 10 segundos de media sin contar con los últimos modelos). El hecho de que no gastemos tiempo alguno en el apagado y encendido, deja la función de ahorro de tiempo del modo suspensión en un segundo plano.