
Ubuntu es, probablemente, la distribución de Linux más extendida entre cualquier tipo de usuarios. Pero en los últimos tiempos, se ha puesto sobre el tapete el consumo de batería que tiene para portátiles. Y es que, sin una configuración específica, su consumo puede ser excesivo en el momento que lo desenchufamos de la corriente.
Sin embargo, existe una serie de sencillos ajustes con los que es posible reducir significativamente su consumo. Hoy os vamos a mostrar cuatro sencillos cambios para que mejoréis la eficiencia energética de vuestro portátil de cara a utilizar Ubuntu permanentemente. De esta forma, directamente también lo notarás en la factura de la luz a fin de mes.
Activa perfiles de ahorro energético
La máscara de Linux no siempre tiene activa por defecto la opción más eficiente en cuanto a energía. En este caso, nos referimos a herramientas como TLP que permiten configurar nuestro sistema para poner en primer lugar el ahorro de energía.
Para instalar TLP, tenemos que seguir unos sencillos pasos que cambiarán permanentemente el consumo: lo primero es ir al terminal (símbolo del sistema en Windows), para ello presionamos Ctrl+Alt+T e ingresamos el siguiente comando:
sudo apt install tlp tlp-rdw
Esta acción tendrá efectos inmediatos una vez que se reinicie el equipo de manera permanente.
Reduce el brillo de la pantalla
Este factor es uno de los que más recursos consume de nuestra batería. Ajustar el brillo a un nivel más bajo (yo personalmente suelo tenerlo siempre por debajo del 50%, pero dependerá del hardware de cada uno) puede marcar una gran diferencia en el ahorro energético.
Si además dispones de la función de brillo automático, el sistema debería adaptarse a las condiciones dinámicas de iluminación según el ambiente. Esto optimizaría la calidad/ahorro de tu experiencia en cuanto a energía.
Optimiza el uso de discos y periféricos
En las versiones mecánicas de discos duros (HDD) el consumo es más elevado que en versiones más potentes y optimizadas, como es el caso de discos SSD y M2. Dar el salto a este tipo de hardware es un punto clave para ahorrar de manera permanente.
Por otro lado, siempre que podamos desconectar periféricos como ratones, discos USB o teclados externos y utilizar los que aporta el propio hardware del PC. Estos dispositivos siempre requieren de la energía de nuestro propio equipo para su funcionamiento.
Actualiza drivers y usa herramientas de GPU
Este paso puede ser crucial para aquellos portátiles con una tarjeta gráfica potente. En este tipo de configuraciones, es común que la GPU se mantenga activada incluso cuando no hacemos uso de ella.
A nuestro alcance tenemos herramientas como NVIDIA Prime o el Panel de control de NVIDIA que nos permitirá alternar entre el uso de nuestra potente gráfica y la integrada en la placa base, según nuestra actividad.
Por otra parte, mantener nuestros controladores actualizados también es un pequeño paso para conseguir ahorro energético. Muchas de las actualizaciones para nuestro hardware y software suelen llevar aparejadas un incremento de eficiencia energética.
Como ves, las cuatro claves que hemos señalado en esta noticia no requieren grandes conocimientos operativos. Tan solo pararte unos minutos a configurar lo que esté en tu mano y optimizar el rendimiento de tu PC para no depender tanto de tu fuente de alimentación.