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Reviewer
En Los Productores de Mel Brooks, un par de hombres intenta crear un fracaso en taquilla monumental al descubrir que las ganancias son mayores cuando todo sale mal. El guión elegido para esta misión es Primavera para Hitler, un musical dedicado con amor al Tercer Reich protagonizado en su totalidad por un elenco LGBT. La sorpresa: ellos esperaban lo peor y les salió el tiro por la culata. La obra es un éxito, considerado una maravilla por la crítica que la considera una brillante sátira. Ver Emilia Pérez de inmediato me remontó a esta bella cinta en un ejercicio de ver como el ser humano, siempre logra superar lo anecdótico de la ficción.
Dirigida por Jacques Audiard, director al que tenía en muy alta estima gracias a tres obras previas, Un profeta, Metal y Hueso y The Sisters Brothers, ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Cannes y un reconocimiento de Mejor Actriz a sus protagonistas, Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña, Adriana Paz y Selena Gómez, la película cosechó una enorme expectativa durante su paso en festivales europeos… Y luego, llegó a América. La verdad se asomó al público cercano a la cruenta realidad mexicana y la recepción negativa, el ridiculizar los primeros clips que llegaron a redes, se ha vuelto la comidilla entre todos. La frase “hasta me duele la pinche vulva”, ya es un meme andante bien ganado.
Aquí entra un dilema, tanto para el crítico como para el espectador: ¿se debe juzgar una película tan solo por unos fragmentos que circulan por internet? Claro que no, pero hay excepciones que merecen la reputación que cargan tras sus espaldas. Emilia Pérez es una nada absoluta, el cúmulo de buenas ideas plasmadas de la forma más superficial posible. Es la suma de grandes esfuerzos opacados por la soberbia de un autor que dijo “vi un encabezado del Metro y quiero hacer mi propia película sobre México”. En esta era de la post verdad, abordar así temas tan delicados es peligroso pues en ojos inexpertos, cae en la desinformación.
No es algo nuevo ni está mal que un extranjero aborde la realidad de otra cultura, ¡es parte de la Historia de la humanidad, no solo del cine! El problema radica cuando un obvio desconocimiento del tema lleva al artista a una realidad idílica donde radican los peores estereotipos raciales que haya visto desde las figuritas de Homiez, esas que salían en las maquinitas de 10 pesos. Ojo: no considero que los estereotipos sean necesariamente malos, si se llevan de forma correcta. Algo que aquí, no pasó.
“¿De qué hablamos cuando hablamos de violencia?”: De esto va Emilia Pérez
Rita Mora Castro (Saldaña) es una abogada con una carrera relegada a segundo plano. Su genio es reconocido donde menos lo esperaba: un poderoso narcotraficante recluta sus servicios para ayudarle a llevar a cabo su transición para convertirse en mujer.
Años después, Rita y Emilia Pérez, se reencuentran no por una casualidad del destino. El ansia del otrora líder criminal por reencontrarse con sus hijos las lleva a planear una nueva vida en la Ciudad de México donde Emilia, intentará enmendar sus crímenes a través de un organización en apoyo a las madres buscadores.
Lo frustrante de este escenario es que sí, hay elementos buenos en Emilia Pérez. La premisa es muy interesante, esta búsqueda de redención de la protagonista era un excelente tema por abordar, más de la mano de una actuación tan competente por parte de Gascón. Ella es sobresaliente, primero como el intimidante capo y después, como una mujer fuerte, enternecedora y decidida. Es audaz narrar una historia así a través de este personaje y más en la forma de un musical.
En cuanto a interpretación lo mismo se puede decir de Zoe Saldaña, la protagonista real del filme, espectadora de la tragedia que rodea al país y sus protagonistas. No en vano ganó el Golden Globe, erróneamente en la categoría de mejor actriz de reparto, cuando es su historia. Es agradable ver a Saldaña con estas libertades de explotar un lado dramático fuera de los blockbusters que acostumbra.
Quien representa al talento mexicano es Adriana Paz y quien, en teoría, debía brillar más. Su actuación, fiel a su estupenda carrera, es muy buena. ¿Qué pasa con ella? Es relegada a un segundo plano en papel de mujer maltratada convertida en amante de Emilia. Su papel es estar destinada a sufrir porque es la mexicana de película. Una desgracia.
Otro gran punto a favor es la música, ¡qué joya de melodías tiene! Lo mismo puede decirse del trabajo coreográfico donde nuevamente, Saldaña luce por sobre todo. El tema aquí y donde empieza toda la desgracia de Emilia Pérez: noten que solo hable de la música, no de las letras, pues todo el apartado hablado y lo que ello conlleva, es un auténtico desastre.
No hay, no existe forma de justificar la elección del casting de habla inglesa para personajes que por obligación, debían hablar español, más en un mundo que ahora más que nunca, se presume de ser tan inclusivo. Si esto fuera hecho totalmente en inglés o totalmente en español con el elenco adecuado, no estaríamos rodeados de tanta polémica y la cinta no caería en todos los absurdos innecesarios a partir de un uso incorrecto e incoherente del idioma. ¿Cómo carajo se puede tomar en serio a Selena Gómez cuando la pronunciación es tan forzada? El problema no es ella, pues ha demostrado ser buena actriz en otros proyectos, sino en decisiones equivocadas que plagan toda la producción.
El gigantesco problema de la película es que nada, absolutamente nada, se siente natural. Si el hablar de los personajes es risible, más lo es el acomodo de ciertos números musicales. Cuando llega la escena de la clínica, es una burla, algo que hubiese sido gracioso en manos de algún musical escrito por Trey Parker y Matt Stone en obvio sentido de farsa. Pero no: es una vil ofensa que banaliza el tema de la transición.
No vengan con que no busca retratar la realidad mexicana: si ya se utilizó como pretexto para desarrollar la trama, ¿no era indispensable entender mejor las costumbres, los casos y el tema de la violencia causada por el narcotráfico cuando se supone que el eje es la redención de Emilia a partir de ello? Si es su relato y proviene de un seno de violencia, ¿por qué no abordarlo bien? Tenían todo para explotar ese lado mórbido y amarillista cuando en una escena, Saldaña se detiene a ver los clásicos encabezados de periódico. Pero no, solo queda la idea sin profundizar en nada. Entonces sí lo quieren justificar solo como “es la historia de una mujer” así nada más, que pobreza no querer ahondar en su trasfondo.
Nunca había visto una forma tan incompetente de retratar la vida de un país, saturada en un diseño sonoro y visual abundante en clichés, desde los mariachis neón hasta la grabación de ropavejero. Mi favorito: un verso donde el hijo de Emilia, canta que su padre “olía a mezcal y guacamole”. Hermoso.
Lo más inverosímil de la trama llega cuando la organización de Emilia, con tanta facilidad, sin mil y un obstáculos burocráticos, de la noche a la mañana y con apoyo de la buena voluntad de delincuentes arrepentidos, descubren decenas y decenas de cuerpos. ¡Qué utopía sería que existiese tanta bondad en México!
Emilia Pérez es el resultado de un autor cegado por la soberbia. El arte debe ser trasgresor, debe invitarte a pensar y desafiar tu zona de confort. Pero cuando el escándalo alrededor de tu obra está forjado por una torpe ejecución de todos sus elementos donde un guión sin conciencia lleva a tropezar siempre a sus personajes en situaciones predecibles y a un tono inexistente de fantasía, lo siento, pero es un trabajo fallido.
Tengo más respeto a todas las series gringas que usan fotografía sepia y enfrentan cárteles comandados por alguien llamado Héctor (detalle infalible) que por este filme creado para un público extranjero como mexican curious, un exotismo que para ellos funciona al estar ajenos a nuestra realidad. ¿Quieren ver buenos trabajos que aborden la violencia en México y el tema de las desapariciones? Ahí están La civil, Tempestad y Sin señas particulares, por mencionar algunas.
No todo es oscuro en el porvenir de esta cinta. Además de arrasar en futuras entregas de premios de manera injustificada, estoy 100% seguro de que en el futuro se volverá un clásico de culto a la The Room (ya saben, la considerada peor película de todos los tiempos) donde la gente se reunirá para disfrutarla de forma irónica y pasar un buen rato de risas. Le tomará unos años pero es su porvenir. En sus defectos, hay una gran fuente de comedia involuntaria.
No te dejes impulsar por el morbo o la falacia del criterio propio: tu dinero y tiempo son más valiosos que no aceptar una realidad excesivamente tangible. La crítica cinematográfica (o hacia cualquier disciplina artística) existe por algo y llegar a este punto a través de algo tan desastroso, debe llevarnos a asimilar su importancia en nuestras vidas. ¡Estos textos son filtros necesarios para enfocarnos a aquello que de verdad sea relevante!
Al menos su director de arte, aún con el peor tianguis visto en el la Historia de cine (¿cómo no amar su puesto de paca todo improvisado?), conoce la belleza de arcade que es Alpine Racer 2 en la mejor referencia de todo el filme. Me emocionó verla.