El gobierno apuesta por intervenir el mercado de vivienda olvidando el dato clave: se construye un 70% menos de vivienda que hace 20 años

El gobierno apuesta por intervenir el mercado de vivienda olvidando el dato clave: se construye un 70% menos de vivienda que hace 20 años

Escasa oferta. Precios desorbitados. Jóvenes sin acceso a disponer de una casa propia… El problema de la vivienda es, hoy en día, una de las máximas preocupaciones de los españoles. Y, cómo no, tampoco aquí los políticos de diferentes ideologías se ponen de acuerdo. ¿Corre el peligro de cronificarse?

El acceso a la vivienda es un problema latente en España, una situación que preocupa tanto a ciudadanos como a expertos en economía y urbanismo. Y ante esta problemática, el Gobierno ha apostado por medidas de intervención en el mercado inmobiliario, con la intención de reducir precios y facilitar el acceso a la vivienda, pero ¿es esta la solución definitiva?

Lo único cierto es que las últimas iniciativas parecen no abordar el fondo del problema: la drástica caída en la construcción de viviendas, que se encuentra un 70% por debajo de los niveles de hace 20 años.

Una intervención sin construir más viviendas

Desde hace décadas, la oferta de vivienda ha sido un factor clave para regular el mercado. En los años previos a la crisis financiera de 2008, se construían más de 600.000 viviendas anuales en España.

En 2024, esta cifra apenas alcanzó las 100.000, lo que evidencia una contracción drástica en el ritmo de construcción. A pesar de que esta caída se explica en parte por el miedo a una nueva burbuja inmobiliaria y su posterior crisis, la realidad es que no se han implementado políticas suficientes para fomentar la construcción de vivienda nueva.

Intervenir en el mercado con medidas como topes al precio del alquiler o la expropiación de inmuebles vacíos puede aliviar problemas a corto plazo, pero no resuelve la cuestión fundamental: la falta de oferta. Sin un incremento en la construcción, estas medidas podrían incluso agravar la escasez al desincentivar a los promotores inmobiliarios y propietarios.

Los datos no mienten

Según los últimos informes de organismos como el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el déficit de vivienda en España sigue creciendo. Las principales causas son el estancamiento en la construcción y los elevados costes asociados a edificar en el contexto actual.

Desde la pandemia de la COVID-19, los precios de materiales básicos como el acero, el hormigón y la madera han subido considerablemente, encareciendo los proyectos de construcción.

Muchas ciudades, especialmente grandes urbes como Madrid y Barcelona, enfrentan restricciones en el acceso a suelo disponible para construir. Esto incrementa el precio del terreno, dificultando la viabilidad de nuevos proyectos.

También tiene que ver aquí los procesos administrativos para obtener permisos de construcción que pueden prolongarse durante años lo que retrasa la entrada de nueva oferta al mercado.

Aunque el sector financiero ha recuperado parte de su dinamismo, las condiciones de financiación para promotores y compradores no son tan accesibles como hace dos décadas, especialmente en un contexto de tipos de interés elevados.

Todo esto crea, también ahora, una burbuja que ha estancado el sector de la construcción.

Impacto en los jóvenes y las familias

La falta de vivienda asequible está golpeando con especial dureza a los jóvenes y a las familias de ingresos medios. Según el último informe del Observatorio de la Juventud, el 85% de los jóvenes españoles no puede permitirse adquirir una vivienda en propiedad, y más del 40% de su salario se destina al alquiler. Esto no solo afecta su calidad de vida, sino también la capacidad de emanciparse y formar un hogar.

Por otro lado, el encarecimiento del alquiler, especialmente en grandes ciudades, ha llevado a un incremento de los llamados «hogares hacinados». En estos casos, varias personas comparten una vivienda pensada para menos inquilinos, lo que afecta directamente al bienestar y la salud de los ocupantes.

Lecciones del pasado que deberíamos tener en cuenta

En los años 80 y 90, la política de vivienda en España se centró en incentivar la construcción, especialmente a través de promociones públicas y privadas. Aunque este enfoque no estuvo exento de problemas —como la creación de barrios poco integrados—, permitió un crecimiento sostenido del parque de vivienda, regulando los precios a través de la oferta.

Sin embargo, en la actualidad, las políticas parecen orientarse más hacia la intervención directa, sin una estrategia clara para incrementar el número de viviendas disponibles. Esta falta de enfoque a largo plazo plantea dudas sobre la efectividad de las medidas anunciadas.

En lugar de priorizar únicamente la intervención en el mercado, los expertos aconsejan adoptar un enfoque más integral, que incluya medidas como bonificaciones fiscales y subvenciones a promotores que se comprometan a construir viviendas accesibles para familias de ingresos medios y bajos; agilizar los trámites administrativos para facilitar la construcción y eliminar barreras innecesarias; crear alianzas entre el Estado y empresas privadas para promover proyectos de vivienda que combinen eficiencia económica y responsabilidad social; o promover la rehabilitación de viviendas antiguas o vacías, devolviéndolas al mercado.

La intervención que pretende llevar a cabo Pedro Sánchez en el mercado puede ofrecer alivios temporales, pero sin abordar la raíz del problema —la falta de oferta—, las tensiones en el mercado, qué duda cabe, seguirán aumentando.

Imágenes | Unplash, Instagram


La noticia

El gobierno apuesta por intervenir el mercado de vivienda olvidando el dato clave: se construye un 70% menos de vivienda que hace 20 años

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El Blog Salmón

por
Sergio Delgado

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