La Habitación Roja y su ‘Crear’ en el mar de los amantes eternos

la-habitacion-roja-crear-disco-resena-espana

¿Las temáticas se acaban? Es decir, cuando un autor toma la pluma tras décadas cultivando el oficio de hacer canciones, ¿se pregunta a sí mismo cuántos escenarios ha abordado a lo largo de su historia y así va descartando los ya usados, a la caza de explorar nuevos asuntos; o indaga a fondo, insistiendo en cierta materia? Por otro lado, los cancionistas qué prefieren, ¿explorar el presente, el pasado o el futuro a la hora de trazar composiciones?

A saber si cuando La Habitación Roja arrancó actividades discográficas, hace ya más de un cuarto de Siglo, se hacía preguntas como las arriba expuestas o nada más se abandonaba al ejercicio creador. Sin embargo vaya que el cuarteto valenciano se ha dedicado con fruición y arrojo a esa, la noble labor de hacer canciones, siempre con el sentimiento más importante que a la fecha la humanidad conoce como eje. De tal manera, Jorge Martí, Pau Roca, Marc Greenwood y José Marco han ido formando un hilera de álbumes que a la fecha suman catorce, encontrando en Crear su más reciente pieza. 

La banda española se concentró esta vez en los estudios Little Canyon de Valencia así como en los Ultramarinos Costa Brava en Gerona. Allí amalgamó once tracks que fueron producidos por Luis Martínez, Santi García y los propios autores, y cuya masterización quedó en manos de Víctor García. La portada del plato, elocuente ella, muestra a las madres del combo con la mira fija en la cámara, perdidas en algún paraje boscoso; una toma a blanco y negro ausente de gesticulaciones y por eso mismo cargada de una fuerza, sí, indestructible. Sin duda la mejor tapa de toda la historia de los liderados por Martí.

De tal manera, el cantante del combo escribe desde un estado de reflexión, esquinado en alguna cabaña distante, en medio de la nieve. Con la pluma en la mano, observando el horizonte mientras desgaja sus adentros calmo, presume madurez en su trabajo, reluce su mirada serena que detalla escenarios sin jamás aleccionar. Se trata de una voz que acompaña, que proyecta luz en los recovecos oscuros, que cambia los lamentos por nananás y palmas. Así, se refiere a la resistencia como virtud aquilatando la fragilidad poderosa; al privilegio como bendición a sabiendas de que aceptar no significa resignarse. 

En la obra se habla de cuando el aliento tropieza en “Crear siempre es mejor que destruir”, muy en el plano estilístico de Coldplay; mientras que “Lo más lejos de aquí” se encuentra hermanada con Travis. Sorprende “El duelo” con su impronta cercana a The Cure y por cómo allí atinadas sonoridades sintéticas se confunden a lo largo de una autopista que lleva a bailar a deshoras mientras se recapacita en el futuro y su incertidumbre amatoria (en este rol, el aquelarre sintético alcanza cuotas dramáticas cuando toma su turno “En las ruinas”). Mientras, “La calle de la soledad” continúa con ecos new wave, aunque sus guitarras de igual manera recuerdan la época ríspida de 4.

Mención aparte merece “Los seres queridos”, con su emotiva escalonada instrumental efectivamente trenzada con una letra que subraya lo que significa la amistad, la importancia de honrar con el recuerdo y, claro, los alcances de una canción que llega a la hora precisa; esa tonada que se comparte litúrgicamente. “La vida fluyendo”, por su lado, invita a creer en un futuro prometedor entre abrazos, recordando el ayer y su valía con trances disonantes que espacian rimas: un clásico instantáneo. En otro momento, “Svalbard” sube el nivel de distorsión con fineza (de pronto recuerda el toque de Tarik y La Fábrica de Colores) al tiempo que Martí evoca estrellas rutilantes.

Tras escuchar Crear se sabe que hay temáticas que nunca se agotan. Que existen lugares a los cuales se puede volver para seguirse sorprendiendo. Siempre hay algo que contar, porque el amor es una conversación que nunca decae, entona Jorge Martí en “Que fluya el río hasta el mar”. Sí, el mar, ese lugar donde viven “La olas” que aguardan ser saltadas por los amantes que se juran la eternidad sin decírselo, a punta de besos, echados en la arena. La Habitación Roja nos entrega un álbum sólido y crepuscular que pasará a la historia como una de sus obras más delicadas y profundas. Prueba fiel de que el amor se conjuga en presente, pasado y futuro a la vez. Y que se canta, sí, sin falla, con los ojos cerrados y el volumen a tope.

*También te puede interesar: Ely Guerra: “Fui pionera cuando no había a quién copiarle”

The post La Habitación Roja y su ‘Crear’ en el mar de los amantes eternos appeared first on Revista Marvin.

Comparte lo que descubriste en Pongara News