2.5
Reviewer
Nuestra cultura mexicana tiene muchas historias para ofrecernos. Siendo algo rica y enigmática a la hora de descubrirse y relatarse por el “boca en boca”, hasta volverse leyendas que la gente cuenta en el barrio, calles o fiestas. En esta ocasión, Rigoberto Castañeda, llega ante nosotros con su nuevo largometraje de drama y terror: Turno Nocturno, siendo respaldado por Sony Pictures y acompañado de un elenco conformado por Paulina Gaitán, Tony Dalton, Patricia Reyes Spíndola, Iazua Larios, Adriana Llabres, Enoc Leaño, Patricia Maqueo y Carlos Valencia.
Como bien decíamos al comienzo, nuestras leyendas ostentan variedad y hasta sabores para todo el mundo. Y enfocados en lo sobrenatural, tenemos aquellas historias sobre ´El Charro Negro´, ´La Isla de las Muñecas´, ´La Pascualita´ y hasta la del mismo ´Chupacabras´, aunque muchos pensarán que es cortina de humo de cierta época.
Pero siempre habrá dos leyendas para destacar. La primera, y sin olvidarnos de mencionar es la famosa y ya conocida por muchos como ´La Llorona´ con su dosis pura de drama. Y la segunda, y que por ahí se cuela en el sector hospitalario, esa leyenda de la enfermera Eulalia mejor conocida como ´La Planchada´.
Para conocer su historia, debemos enfocarnos en su raíz humana, la cual la hacía una enfermera alegre y responsable que ayudaba a aquellos que tenía a su cargo. Pero tras ser víctima de una decepción y traición amorosa, cambió radicalmente todo, desde su aspecto y su forma de ver las cosas así como vivir con ese cambio hasta el último día de vida.
A partir de ahí, algunos cuentan que desde décadas atrás, su entidad ronda los pasillos del Hospital Juárez -hasta apareciendo en otros-, la cual ayuda a los enfermos sin que ellos se enteren de que se trata de un fantasma. Aunque habría que resaltar eso de “ayudar”, ya que depende de quién te cuente la historia, muchos dirán y asegurarán lo contrario en su versión, ya que, para ellos, Eulalia torturaba o sanaba a los pacientes.
Es por medio de esa leyenda mexicana, que el director Rigoberto Castañeda toma las bases para crear Turno Nocturno, película de terror mexa que nos demuestra que, si algo resulto exitoso la primera vez en su tiempo, la segunda tirada que hagas al aire no va a ser igual, dando como resultado algo sin pies ni cabeza y que dejará un reporte como sutura dolorosa, y de porque dicho género no tiene cabida en el cine comercial mexicano, el cual es opacado por dramas románticos con los mismos actores de siempre y que vienen en paquete.
De qué va Turno Nocturno
1979… En los pasillos del Hospital Juárez, por las noches y hasta antes de que caiga el primer rayo de sol, deambula el fantasma de una enfermera conocida como “La Planchada”, famosa por tener un aspecto impecable y ver por sus pacientes, aunque algunas enfermeras saben la verdad sobre ella, y con ello deben seguir ciertas reglas al pie de la letra: “Que nada se te olvide. No te distraigas. No te relaciones con el personal, y la más importante… No te duermas nunca.”
Es con esas palabras que Rebeca (Paulina Gaitán), una joven enfermera recatada, de “buen vestir” y un pasado misterioso, entra al hospital siendo contratada y custodiada por Hortensia (Patricia Reyes Spíndola), quien antes de darle una plaza a Rebeca, tendrá que ser puesta aprueba durante un mes en el Turno Nocturno, tiempo en el que deberá mostrar su valía ante ciertos superiores, así como conocer y enfrentarse a la temida entidad que ronda los pasillos de ese lugar.
“Padre, si es tu voluntad, a parta de mí esta copa. Líbrame de la tentación de hacer mi propia voluntad… porque la fe y devoción se lleva en el corazón, no en las rodillas.”
En el ya lejano año del 2006, Rigoberto Castañeda dirigiría y escribiría su primer largometraje conocido por muchos como KM 31, una historia de terror y suspenso inspirada en la leyenda de “La Llorona”, la cual tenía un modelo y estilo de ese cine de terror japonés como Ju-On o Ringu. Y el paso del tiempo le daría un lugar histórico al ser la película de horror mexicana más exitosa en la taquilla.
Tras ese gran paso y acierto, crea, dirige, escribe y produce, la serie de televisión ´Trece Miedos (M13EDOS)´ en el 2008, la cual funciona como una antología de terror y que por cierta parte de la audiencia es recordada por el hombre de mirada y vestimenta negra, así como los ya famosos comerciales de Doritos que pasaban al final de cada capítulo.
Los años pasaron y él seguía armando su camino tanto en lo textual como en el apartado visual, dirigiendo películas o involucrado en series, pero manteniéndose a flote. Es como en una rápida tarea, abrimos paso en la recta final del 2024 con el estreno y su trabajo de Castañeda en Turno Nocturno, no confundir con Turnocturno de Facundo.
Dicho trabajo de Rigoberto Castañeda en Turno Nocturno toma la idea y base de una leyenda mexicana de época que ha ido viajando de generación en generación. De entrada el guión, el cual se apoya de asuntos importantes actuales -que antes eran “invisibles”, noten las comillas, porque no vaya siendo chingao- como la religión extrema, las mujeres en el mundo laboral, esa sororidad entre ellas y que debía ser mencionada en voz baja, así como el machismo que ronda en el aire por ciertos puestos, así como la importancia de la salud mental, es lo que conforma las páginas de este trabajo.
Que, si es efectivo o no las ideas que tiene, algunas encajan y otras no tanto, pero pueden mantener vivo el tema de cómo se desarrolla, se forma y culmina su puesta en escena. Aunque Castañeda cumple en entregar el trabajo para pantalla grande y resulta ser algo efectivo para el espectador menos exigente y de fácil acceso.
El guión de Turno Nocturno resulta ser la raíz de todos los males de esta cinta, metiendo en muchos problemas a esta historia y poniéndole una inyección letal, ocasionando un vomito de ideas que no terminan de cuajar y hasta desarrollarse de la mejor manera posible.
Lo que podríamos rescatar de todo esto son dos aspectos en Turno Nocturno, lo primero es cierta toma de una decisión al final y el apartado visual que ostenta.
Cuando Turno Nocturno no es predecible y les apuesta a los pequeños detalles, es donde el diablo solamente pone la uña para rasgar. Haciendo que esta idea pierda su esencia principal y la base de terror con drama por la que fue concebida, y volviéndose de golpe, y en el acto final, un slasher muy efectivo como casi entretenido que debía explotarse más.
Sí, agradecemos la exploración de este lado profundo para entender a nuestra entidad, nuestros personajes principales y todos los añadidos para el desarrollo de esta en el primer acto sin muchas pretensiones. Pero siendo sinceros, ese aspecto es rebuscado, torpe y por momentos incoherente, volviéndose un somnífero por momentos y digno de una telenovela o capítulo de “Lo que la gente cuenta”.
Añadiendo un giro de tuerca muy interesante en los últimos minutos del tercer acto, pero que no logra cerrar de manera sólida o efectiva, y pese a eso creemos que Zack Snyder estaría orgulloso de esa cámara lenta que se aplica antes de ir a los créditos finales.
Otra cosa que habríamos de poner en alto es el aspecto técnico donde Turno Nocturno cumple en darnos un ambiente correcto y situado en una época que se puede sentir entre los pasillos de ese Hospital, y que en ocasiones, puede actuar como un espacio liminal para los backrooms de hoy en día, la vestimenta y la fotografía de Daniel Blanco que se acompaña por una iluminación correcta cuando debe colocarse ese ojo y sentimiento de misterio, incertidumbre o tensión.
Y sobre el diseño de sonido, por momentos es efectivo a la hora de algunos jumpscares (la cachetada que recibe una enfermera en turno) y la presentación de los pasos de ´La Planchada´ para anunciar su llegada en el Turno Nocturno.
Necesito mencionar que la película encuentra oídos sordos a la hora de intentar entender algunos diálogos que los personajes emiten -siempre una queja que tendré de algunas producciones mexicanas y su apartado sonoro-; y tiene uno que otro jumpscare efectivo pero muy anunciados que se dejarán acompañar de una que otra risa involuntaria, no por nervios. Pero teniendo secuencias en rojo -siendo “lo mejor”- para hacer honor al mejor terror y horror imaginado o esperado.
Mientras tanto, Turno Nocturno no sería concebido sin el elenco que hace posible que Turno Nocturno no sea una gasa toda ensangrentada y aventada ferozmente al basurero.
Cuando la enfermera maldita y esa entidad de Eulalia ´La Planchada´ (Fernanda Echeverría) aparece en escena, nos resulta algo atractivo de ver, aunque a la hora de ejecutar algunos movimientos e ideas con ella, se convierte en algo medianamente bueno. Sin embargo, los efectos que se utilizan y la acompañan son algo bueno, pero lo caricaturizado que Echeverría le puede añadir a ciertas acciones y gestos, es donde todo falla, dejando entrever la mala dirección y guía de Castañeda en este aspecto.
Por su lado, Paulina Gaitán quien interpreta a Rebeca, carga con todo el peso de Turno Nocturno en sus hombros. Pero dicho peso y responsabilidad la mandará un ratito a terapia intensiva.
No todo es culpa de ella, más bien es del guión y del cual hablamos anteriormente, donde añadimos, al igual que con Echeverría, la mala dirección que tienen ambas al sentirse forzadas. Gaitán entrega una no tan sólida postura y voz para su personaje, aunque lo que hace mejor, es cuando debe lucirse como alguien dramática, misteriosa, muy callada, solidaria y abnegada, donde en estos dos últimos cumple con creces al proyectarlo en su personaje y ciertas acciones. Es así como su personaje se sentirá muy distante de todo lo que pasa aquí y todo aquello que lo rodea, no encajando del todo en esta historia y posiblemente salvándose al final de todo esto.
Luego de ´La Dictadura Perfecta´ (Luis Estrada, 2014) y con papeles en Better Call Saul (2018) como Lalo Salamanca y en Hawkeye (2021) interpretando a Jack Duquesne, Tony Dalton, es quien mejor crea y concibe a su personaje en Turno Nocturno, dando la esencia necesaria y que vayan a la par de sus acciones y desarrollo. A muchos les pesará, pero Dalton logra hacerse notar por su talento a la hora de actuar como un maldito, (lo cual “le sale tan natural”) y pulir esos diálogos no tan trabajados.
Mientras que, por otra parte: Enoc Leaño, Azul Guaita, Iazua Larios, Carlos Valencia y Patricia Maqueo, caminan perdidos entre los pasillos de esta historia, sirviendo como clave para ciertas cosas, pero no logrando ser algo perfecto o de buen añadido, pero en términos simples, una carne de cañón necesaria para que la historia avance en los pasillos y salas de Turno Nocturno.
Siguiendo en esa misma línea en Turno Nocturno, Castañeda no tuvo más espacio en el revolver para almacenar a dos actrices que se desperdician ferozmente en este trabajo. Teniendo como pilar en la historia a Patricia Reyes Spíndola, una veterana del complejo que se encarga de cuidar al personaje de Rebeca y explicarle como funciona ese mundo de la medicina, pero quedándose ahí, sin hacer nada más, como un pepe grillo cualquiera.
De igual forma Adriana Llabrés, ganadora del Ariel, se encuentra en Turno Nocturno de extraña forma para cumplir algo importante dentro de la trama y que tenga sentido en algún momento para darle más peso a la historia de nuestra protagonista. Lo cual no termina de funcionar como Castañeda lo requiere en el guión.
Es así como Spíndola y Llabrés se desperdician en pantalla y en historia, funcionando como piezas claves que no tienen un cierto peso o demasiada importancia dentro de la historia, porque ambas se sienten muy sacadas de la manga. Me duele decirlo, pero sin ellas, la película se seguiría viendo igual, fría y desangelada. Su director no supo colocarlas dentro de su creación, ni como actrices, ni como personajes.
Turno Nocturno bien pudo haber sido un drama de medicamentos y romances, de lucha de poderes y el papel de la mujer dentro de una jerarquía machista y opresora. Pero quiso desafiar las leyes de cierto género -como el terror y horror- difícil, y que a veces, es demandante con sus ideas y demostraciones. Su sello es ser una nueva representante del terror mexa, y conseguir nuevamente el éxito que hace años tuvo con Kilometro 31 pero si nos apegamos a la actualidad, no tiene un trabajo fácil.
A la creación de Rigoberto Castañeda le sobran minutos e historias, peca en ser un largometraje cuando pudo haber sido un cortometraje o hasta una serie mejor desarrollada para alguna plataforma. Su guión tiene muchas cosas por contar y no termina aterrizando nada, lo cual nos lleva a tener inconsistencias y errores que no se pueden pasar por alto, por momentos Turno Nocturno se contradice y por momentos se detiene y luego avanza.
Pero le reconocemos el riesgo que toma en el último acto actuando como algo psicológico, así como el giro de tuerca que ostenta para complacer, indirectamente a cierto sector y que funciona de maravilla, en un gusto muy personal.
Su director no miró la mina de oro que yacía ante él, y se decantó por algo sencillo, seguro y no tomando en cuenta el verdadero peso de la leyenda que deambula entre sus palabras.
Turno Nocturno apuesta por los fans del anterior trabajo de Castañeda y por aquellos amantes del género, pero juega algo muy riesgoso y de donde obtendrá madrazos seguros, así como resaltar -atención estudiantes de cine- todo aquello que no debe hacerse a la hora de adentrarte en este género. Y con este producto, entendemos porque no hay mucho cine comercial de terror u horror en pantalla grande, y porque nos llenan de pura comedia romántica con los mismos de siempre.
Aquí la leyenda que se cuenta esta muy por debajo de su propio peso, y para nada es inquietante como sus afiches podrían destacar. Sí, es engañosa, pero funciona por ese último acto en donde se desemboca todo el mal. Pero esta historia nos deja en una plancha fría, solos y deseando cerrar los ojos, no por la maldad vista, sino por todo lo que pudo ser y se desaprovecho. Este trabajo puede esperar el amanecer del streaming y cuando no tengas nada que ver.