Los requisitos de Windows 1 han sido uno de los aspectos más criticados del sistema operativo. A pesar de ser muy similar a Windows 10, e incluso compartir núcleo con él, Microsoft decidió aumentar la cantidad de memoria RAM necesaria para poder instalarlo y limitar las CPUs en las que funciona o no funciona el sistema operativo. Pero, sin duda, el requisito más criticado de todos es la necesidad de tener un chip TPM en el PC para poder instalar y arrancar Windows 11. Y, sin él, no se podrá instalar el sistema.
El famoso chip TPM (Trusted Platform Module) es un componente que viene en las placas base modernas cuya principal finalidad es la de mejorar la seguridad y la integridad del sistema operativo. Dentro de él se encuentra un entorno seguro donde se puede almacenar y gestionar claves de cifrado, credenciales, contraseñas y otros datos críticos relacionados con la seguridad del sistema. Gracias a él, Windows 11 puede disponer de algunas ventajas de seguridad, como:
- Protección frente ataques sofisticados, como ransomware y ataques de firmware.
- Crear un entorno más seguro para proteger datos y procesos críticos.
- Asegura que los dispositivos sean compatibles con las tecnologías de seguridad actuales y futuras.
Sea como sea, Microsoft decidió que era buena idea que este chip fuera un requisito indispensable para poder instalar el sistema operativo en el PC. Y, por ello, este ha sido uno de los requisitos más criticados de este sistema operativo.
Windows 11, estancado
Las placas base relativamente modernas vienen ya con un chip TPM 2.0 instalado de serie. Y, si no, existe la posibilidad de comprar un chip en tiendas como AliExpress para poder instalar el sistema operativo. Pese a ello, la cuota de mercado de Windows 11 se ha quedado estancada, a pesar de que a Windows 10 le queda ya menos de un año de vida.
Ahora mismo, según Statcounter, Windows 10 cuenta con un 62% de cuota de mercado, mientras que Windows 11 solo cuenta con un 35%. Esto ha llevado a Microsoft a plantearse la posibilidad de rebajar alguno de los requisitos de su sistema operativo para que puedan instalarlo más usuarios. O, si no a rebajar, a ser más indulgente con los usuarios que no los cumplan. Sin embargo, el requisito más polémico es justo con el que Microsoft no va a ceder: la necesidad del chip TPM 2.0.
TPM será un requisito también en el futuro
Si estabas pensando que igual Windows 12 podría no requerir de este chip, estás equivocado. En una reciente entrevista al product manager de Microsoft, Steven Hosking, este ha dejado claro que «el TPM es un estándar no negociable para el futuro de Windows».
Hosking insiste en que, gracias a este chip, es posible mejorar la protección de identidad y de los datos en todos los dispositivos con Windows, además de asegurar la integridad del sistema. Así, TPM 2.0 es algo esencial para poder estar seguros en la red, sobre todo teniendo en cuenta la complejidad de los ataques informáticos hoy en día.
Por lo tanto, aunque con Windows 12 (e incluso en futuras versiones de Windows 11) Microsoft podría ser más indulgente con los requisitos del sistema, si tu ordenador no tiene un chip TPM 2.0, ya puedes olvidarte de instalar este sistema operativo. No, al menos, sin recurrir a modificaciones.