Fotografías: Johanna Malcher
Texto: Staff Heavy Mextal
Después de años de languidecer en las sombras, el nu metal ha resurgido como un Ave Fénix, emergiendo de entre las cenizas de su propio apogeo y caída. Lo que alguna vez fue una amalgama controvertida de géneros —rap, metal y una actitud confrontativa que dominó los 90’s y principios de los dosmiles— fue durante mucho tiempo relegado a un papel casi fantasmagórico en la escena musical, un zombi viviente de sus años dorados.
Sin embargo, la nostalgia y la persistente chispa de sus seguidores han propulsado una nueva oleada. No son los nuevos nombres quienes lo reviven; son los veteranos, aquellos que han estado desde el principio, quienes han tomado de nuevo el estandarte y han vuelto a reunir a una audiencia ansiosa por revivir la intensidad de esos días. Y el Nu Metal Revolution Fest, celebrado el pasado sábado en el Velódromo Olímpico de la Ciudad de México, fue la viva prueba de este resurgimiento.
El sol apenas calentaba la tarde cuando las primeras notas empezaron a resonar en el recinto, ubicado cerca de la estación del metro Velódromo. El ambiente era perfecto: un clima ameno que hacia la tarde dio paso a una frescura envolvente que hizo inevitable el arropo del frío al caer la noche. El público, en una impresionante muestra de entusiasmo, prácticamente llenó el lugar, dispuesto a vivir el renacimiento de un género que jamás dejó de latir en sus corazones.
Una tarde llena de nu metal
A las 12 del mediodía, Filtro, banda mexicana y primera en el cartel, subió al escenario como apertura y preparación para el potente maratón de riffs, voces rasgadas y percusiones explosivas. Aunque todavía era temprano, los fans que ya se encontraban en el lugar se entregaron desde el primer acorde. Con un set breve pero intenso, Filtro dejó claro que la escena local también tiene voz y que el nu metal en México vive y respira en nuevas generaciones
Tras el acto de apertura, la jornada fue tomando forma con una atmósfera de intensidad que fue incrementando a cada momento. Adema, con gran parte de su alineación original, avivó la nostalgia de los primeros fanáticos del género. La banda interpretó temas de sus primeros álbumes, recordando por qué hace dos décadas su sonido fue el refugio de tantos. A continuación, Hed PE, quienes debutaron en México, subieron al escenario, celebrando el aniversario de su álbum Only in Amerika, y su potente actuación resonó con una fuerza cruda, avivando los ánimos de quienes veían en vivo la esencia combativa del nu metal.
La tarde avanzaba, y Dope hizo su aparición con un set corto, pero lleno de energía. En su cierre, sorprendieron con una versión inesperada de «You Spin Me Round (Like a Record)», clásico de Dead or Alive, convirtiéndolo en un himno ochentero fusionado con el filo metálico que caracteriza su estilo. Esto encendió al público en una explosión de nostalgia y adrenalina. Poco después, Ladrones ofreció una propuesta única al mezclar música regional mexicana con riffs contundentes. Su actuación fue un recordatorio de que el nu metal sigue mutando y adaptándose a las nuevas generaciones, y su mezcla de sonidos fue el toque perfecto para mantener la atmósfera en alto.
Mientras el día transcurría y la energía se sentía en cada rincón del Velódromo, llegó el turno de Drowning Pool. Su interpretación de «Bodies» fue el momento de mayor catarsis para los fans, quienes gritaban y saltaban al unísono en un estallido de emoción. Drowning Pool rindió homenaje a Pantera con un cover de «Cowboys From Hell», un guiño que conectó profundamente con el público mexicano, quienes reconocen la relevancia de Pantera en la historia del metal.
Resorte, uno de los nombres más esperados de la jornada, hizo su aparición en medio de una ovación ensordecedora. La agrupación mexicana, pionera del nu metal en el país, hizo de su actuación un verdadero ritual de regreso, transportando a los asistentes a la época en que temas como «Rebota» marcaron una generación. Con energía y emoción palpables, los integrantes ofrecieron una muestra de por qué Resorte sigue siendo fundamental en la escena mexicana, introduciendo nuevos temas de su reciente álbum República Zombie y demostrando que su mensaje sigue tan vigente como siempre.
Aparecen las leyendas del nu metal
Con la caída de la noche, la atmósfera se tornó más densa y emotiva. Ill Niño, conocidos por su mezcla de metal con raíces latinas, logró un balance de agresividad y emotividad que llevó al público a corear temas como «How Can I Live». Aunque el punto más emocionante de su set se dio con un cover de «Zombie» de The Cranberries, una interpretación cargada de sentimiento que tocó fibras sensibles entre la audiencia, mostrando el lado humano y vulnerable del nu metal.
Kittie, con las hermanas Morgan al frente, trajo consigo una presencia brutal y auténtica que hizo vibrar el Velódromo. Su set fue un recordatorio de que el género también ha tenido y sigue teniendo una representación femenina contundente, y canciones como Brackish y Spit fueron recibidas con un entusiasmo ensordecedor, demostrando que su influencia permanece fuerte entre los fanáticos.
Pasadas las nueve de la noche, P.O.D. llegó al escenario y, en un tributo a la cultura mexicana, aparecieron con ponchos y máscaras de luchador, desatando una ovación y un sentido de orgullo entre los asistentes. La energía de Sonny Sandoval y compañía fue refrescante y explosiva, y canciones como Alive y Youth of the Nation provocaron un ambiente de nostalgia y unidad que sólo una banda con su legado puede lograr.
Uno de los momentos más solemnes de la noche vino con Static-X. Con un homenaje a Wayne Static, quien falleció en 2014, la banda interpretó el icónico tema Cold, mientras una imagen de Wayne aparecía en las pantallas. El silencio reverencial del público dio paso a un coro colectivo que hizo de esa presentación una especie de rito, una conexión entre pasado y presente que dejaba claro cuánto había significado Static para los fans del nu metal.
Ya pasadas las 11 de la noche, la audiencia aguardaba a los cabezas de cartel con una anticipación palpable, y Mudvayne no decepcionó. Tras cancelar su participación en el atropellado Hell and Heaven del 2023, la banda tenía una cuenta pendiente con sus fans mexicanos, y esta noche fue el momento perfecto para saldarla. Desde el primer acorde de Not Falling, la banda mostró una entrega total. Chad Gray, con una mezcla de furia y emoción, condujo un setlist que cerró con los himnos Happy? y Dig, que lograron que el Velódromo estallara en una última muestra de intensidad. Fue un cierre apoteósico que dejó a los asistentes con la sensación de haber sido testigos de algo único.
Al Nu Metal Revolution Fest asistió una audiencia diversa, predominantemente personas de 30 años o más, quienes fueron testigos directos de la era dorada del nu metal hace dos décadas. Sin embargo, entre ellos destacaba una nutrida presencia de jóvenes de 20 años o menos, quienes no sólo están redescubriendo a estas bandas legendarias, sino que también comienzan a aportar su propio estilo y frescura al género, enviando una señal contundente de que el nu metal sigue más vivo que nunca. Al menos por un día, la Ciudad de México se convirtió en el epicentro de este renacer, y el nu metal, como un Ave Fénix, volvió a ser inmortal.