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Reviewer
Desde un pueblito en México – sin ese característico color sepia que nos ponen en ciertas producciones- hasta intentar las piruetas de Tom Cruise en un avión y peleando contra un bichote de otro mundo, así como caer en parte del desierto de Nevada y llegar a la ciudad del pecado para luego alocarnos en el Área 51. Todo eso y más viviremos en Venom: El Último Baile, dirigida por Kelly Marcel y protagonizada por Tom Hardy, Juno Temple y Chiwetel Ejiofor.
El viaje y adaptación para Venom comenzaría en el año 2018 bajo la dirección y manto de Ruben Fleischer (Zombieland, 2009), que, sin notarlo, nos daría una buena simbiosis y gran amistad entre Eddie Brock y Venom en la pantalla grande así como en el gusto de algunos espectadores y amantes de este personaje. Este es un trabajo de origen nada sorprendente o espectacular pero muy decente por parte de Sony. Y esto último ya es decir mucho.
Para el 2021, y luego del maldito confinamiento por el covid que tuvimos cerca de un año y medio. Los cines probaban ciertas cosas para atraer nuevamente al público a las salas, y esto iba desde los asientos separados y cierta capacidad en la sala. Y con ello llegaba la apuesta y riesgo de la secuela de Venom: Carnage Liberado (Venom: Let There Be Carnage).
Trabajo que fue dirigido por Andy Serkis, el cual contrario a su antecesora, no encontró un ritmo claro, así como un tono que le pudiera ayudar y una trama que la hiciera destacar -ya que caminaba entre una buddy movie, los problemas del ser y estar, su pizca de drama y amor, así como un thriller detectivesco y el cual no le caía nada mal para el villano que tenía, siendo encarnado por Woody Harrelson-.
Pese a los tropezones de identidad que tenía, que no aprovecharon a Carnage al máximo y todo era una mezcla de sabe qué chingados, esta secuela nos dejaba algo en claro, que el humano y el alien formaban un buen dúo que, pese a sus problemas, ambos salían avante para intentar entretenernos tanto al espectador más simple como más exigente.
Ahora, tres años después y tras dos proyectos ya estrenados, el telón se ha levantado para Venom y Eddie, las luces de colores se han encendido para alumbrar la pista, la cual se ha preparado para la reina del baile Kelly Marcel, quien acompañará a estos dos amigos especiales y su bromance extraño que buscará mantenerse a flote pese a lo empedrado que pueda estar el camino.
Tomen a su pareja y compañero de baile, porque ´El Último Baile´ ha dado comienzo y depende de ello para que salvemos al planeta y nuestro entretenimiento, así como nuestras memorias más chiditas de esta historia.
De qué va Venom: El Último Baile
En el cosmos y entrañas del mismo universo, se escucha una agonía y una venganza ensordecedora, la cual se alza enfurecida entre algunos planetas y específicamente desde la oscuridad y el trono como prisión de Klyntar.
Knull exige su liberación luego de que los simbiontes y creaciones más preciadas lo traicionaran, dejándolo herido y abandonado a su suerte. El Rey de Negro y “dios del vacío”, más fuerte que los mismos celestiales y el mismo Kang, ´El Conquistador´, ha pedido a sus perros de batalla y xenófagos que vayan a traerle “El Códice”, la llave para liberarlo de su prisión y el cual portan Venom y Eddie.
Mientras tanto el humano y simbionte se encuentran a la fuga. El primero siendo perseguido por la policía y ejército por los sucesos de Cletus Kasady, mientras que el segundo tiene que ocultarse por el llamado que inconscientemente hizo a su hogar.
Ambos mundos están en cacería y no se detendrán. Así que este dúo deberá volar, correr, nadar o hasta camuflarse para librarse de los múltiples problemas que cargan en su espalda.
El tiempo ha llegado, es así como el camino de ambos se verá envuelto en peligro, reflexión, memorias y sintiendo como la llegada de Knull a la Tierra es inminente. La última batalla por sus vidas, y una decisión que lo cambiará todo para bajar el telón en este último baile por mantener seguro al planeta tierra y decir adiós dentro de un mundo salvaje.
“Eddie, mi hogar, nos han encontrado… ha llegado el momento.”
Sin duda alguna la trilogía de Venom no puede marcarse como algo glorioso o perfecto dentro del sello Marvel y Sony, pero es lo más rescatable y hasta -me arriesgo a decirlo- entretenido de esta alianza caótica entre derechos e ideas que se tienen. Debe quedarnos claro, que este mini universo no depende mucho del ya conocido MCU. Y aquí veremos como le “mientan la madre” al multiverso en una línea que tiene esta última entrega, y muy a la forma de nuestro simbionte favorito.
Y es posible que este trabajo sobreviva al carisma, actuación e ideas de su protagonista y su sidekick Venom, pero no queremos adelantarnos aún.
Este tercer trabajo dirigido por Kelly Marcel no se toma nada en serio en su totalidad. Aunque lo venía haciendo desde su concepción en la primer cinta, aunque era algo menor. Acá ya no les importa portar máscaras y ver a quién le gusta o no. Esto se trata de cerrar un capítulo extraño en la vida de este personaje, que al menos le faltó entregarnos un stand up para cerrar con broche de oro y despedirse del escenario.
Si tuviéramos que definir a Venom: El Último Baile en algunas palabras, podríamos decir que es algo grandilocuente, lleno de caos y humor de pastelazo, pero efectivo con mucho, mucho pero muchísimo CG bien colorido. Este episodio no es para aquellos que esperan un magno evento o algo que te haga volar del asiento.
Por su lado, Kelly Marcel, que paso de ser guionista y productora de la primera cinta de Venom (2018) y Venom: Let There Be Carnage (2021) al fin tiene su ópera prima -tanto en dirección como escritura- con ´El Último Baile´. Marcel se despoja de algunos trapos sucios de las dos entregas anteriores para tomar una pizca del evento King In Black y ocuparlo para dar una antesala riesgosa a un futuro incierto que tras esta tercera entrega se torna muy confuso.
De cierta manera la directora muestra sus aciertos y errores en Venom, pero nos brinda un origen rápido para nuestro viscoso y comelón amigo alienígena, aunque eso signifique no ahondar mucho en ello, pero lo haga muy por encima, dando un propósito algo elevado a la importante decisión que esta cinta tiene que tomar en su tramo final y cierre.
Pareciera que, en su prólogo, hecho a toda prisa y con un tono muy serio, el panorama va a cambiar todo el juego final que este trabajo tiene para nosotros. Ya que ver a Andy Serkis (Knull) como un demonio rey de cabello largo y blanco de nombre: Knull, comienza a llamar nuestra atención con su voz y narración para ponernos al tanto de su origen y mandando a los Xenófagos de cacería a través de portales sin chispitas. Dando una misión importante.
Quizás sea osado y tonto al mencionar que este momento y apertura, es lo mejor que puede tener la película. Marcando un fugaz momento de horror cósmico como la cereza del pastel y un ambiente de terror que uno puede pensar que va a escalar y hacer de este producto algo maduro y salvable, tomando en cuenta el evento importante que nació en varios cómics.
Pero luego de esto, tenemos a Eddie y Venom muy borrachos en un bar pequeño dentro de un pueblito de México. Los cuales se ocultan de la policía y ejercito tras eliminar a Cletus Kasady (Woody Harrelson) así como haber devorado a Carnage en el proceso. Aquí uno pensaría que lo que viene es grande, algo como un enemigo número uno del país y esa paranoia que nos inyectó John Wick 2 con su final.
Uno pensaría que se tomarían un camino diferente, más sólido y arriesgado por ser maduros y quizás oscuros. Pero tras una escena y el ver cómo Venom y Eddie hacen todo por preparar un cóctel de Bloody María (no Mary, María porque Méxicos) con la canción de “Tequila” de fondo. Nos hace pensar en que Knull fue una simple antesala y una cereza arribita dle pastel para volver este trabajo algo atractivo y dejando en cuenta que algo más está por venir, lo cual va a recaer en las manos de alguien más.
Un efecto Thanos del mismo Sony para echarle algo de competencia a Disney y su saga del infinito, pero que se queda muy corto y no haciendo buena fusión.
En dicho punto, Tom Hardy y Marcel aprovechan la historia para afianzar la dinámica de pareja dispareja al más puro estilo de Arma Mortal (Richard Donner, 1987) o Una Pareja Explosiva (Brett Ratner, 1998) con su añadido de pastelazos para hacer de esto algo bobo y terminar siendo una combinación de: ¿Qué Pasó Ayer? (Todd Phillips, 2009) con una extraña resaca de Starship Troopers (Paul Verhoeven, 1998) y el humor de Paul (Greg Mottola, 2011) así como los añadidos -en líneas- de Mars Attacks del conocido y sombrió, Tim Burton!
Claro, esta nueva y tercera entrega no es mejor que la primera, pero es mucho mejor y mayor trabajada que la segunda, brillando por una u otra cosa de manera alegre y boba, aunque no haga una perfecta simbiosis con el espectador más exigente.
Si bien es cierto, que al ser ópera prima como tal no tiene que ser perfecta, siempre vas a intentar pasar por encima de algunos baches y pavimentar tu propio toque.
Y vamos por partes, ya que el ritmo que nos trae esta entrega de Venom es muy lento y tardío en su primer acto, el cual se toma tanto a la ligera por ser un desfile de secuencias al estilo Saturday Night Live, más que por ahondar o profundizar en ese terror que viene del otro mundo. Pero hay que reconocerle que, con ciertos puntos, nos hace encariñarnos más del dúo de ´El Protector Letal´.
Así que tras ver eso, el segundo acto desatará todo de chingadazo y muy rápido para llevarnos a un tercer acto y claro final que quizás no haya sido el mejor, pero que tampoco es como merecieran algo de este estilo, dejando un punto medio no tan complicado entre meh o un ojito remi.
En este punto y dos últimos pasos que tiene esta coreografía, la acción ya estalló, pero sin desglosar o arriesgarse a más, teniendo todo el potencial posible para hacerlo. Es ahí que se hace notar la inexperiencia de la directora Kelly Marcel a la hora de traer la acción y llenarlo a veces de chistes baratos, nada de adrenalina, restando amenaza a parte de la fuerza antagonista.
Pero liberando un Deus Ex Machina para el “confrontamiento” final de nuestro héroe y antagonistas muy sacado de la manga y con su guionazo a favor, y así pueda pesar más este cierre. El cual es entrañable pero no perfecto. Y al chile si solté un ojito remi al final.
“… Ground Control to Major Tom, take your protein pills. And put your helmet on (Ten) Ground Control (Nine) to Major Tom (Eight) (Seven, six) Commencing (Five) countdown. Engines on (Four, three, two) Check ignition (One) And may God’s love (Blast off) be with you…”
No todo es malo con Venom: ´El Último Baile´. Pese a que no aprovecha la acción para sacar provecho, sabe cómo y de que manera llegar a lo personal, la reflexión y el revisitar de cierta manera el camino antes establecido. Esto se siente como una catarsis emocional para el propio Eddie Brock y Tom Hardy como tal, llevando un toque de humor, cursilería y melancolía tras llegar los créditos finales.
La compañía de Eddie y Venom se fortifica y engrandece como se va avanzando. Uno va aprendiendo del otro y con ello nos demuestran el cariño que se tienen ambos luego de una relación tensa en la secuela. Ahora la comodidad ha llegado al igual que una despedida en todo este año que llevan juntos. Y sí, nos hace falta Anne (Michelle Williams) en esta ecuación.
Y mucho antes de ese baile y ya habiendo llegado a este punto, quiero destacar el personaje de Martin (Rhys Ifans), un turista hippie y creyente de los ovnis, el cual viaja con su bonita familia, conformado por su esposa que lo apoya en sus locuras y sus hijos “Hoja” y “Eco”, quienes van en la ruta del Área 51 y Carretera Extraterrestre, para ver lo que ahí ocultan y si hay acción alienígena antes de que la cierren por siempre.
Es este añadido y participación que nos hace disfrutar más la simbiosis de nuestros protagonistas. Lo cual nos sirve para reflexionar los pensamientos de la amistad, la familia, el amor, el anhelo y la seguridad en uno mismo, así como cuidar a los demás sin importar nada a cambio.
Y todo esto es acompañado de la familia cantando Space Oddity de David Bowie, siendo algo rescatable y que da el parteaguas para ser -dentro de su historia- uno con el cosmos, preparar nuestra última misión y ser algo personal en un viaje espiritual al cual, no deberíamos ir solos por menor o mayor que sea la amenaza.
Tanto se empeña la cinta en demostrar que no se toma en serio, que se da un respiro para traer a un personaje recurrente a escena, la Sra. Chen (Peggy Lu) y la cual nos dará uno de esos momentos bizarros y respiro que necesita el segundo acto para cerrar y haciendo referencia -en parte- al título de este trabajo con un baile entre la Sra. Chen y Venom al ritmo de “Dancing Queen” de ABBA.
Sí, es divertido para echar la simple carcajada, aunque pudo haber sido más o ser el spot de esto. Es un añadido que puede ir bien o mal y solamente para seguir la historia, aunque extrañamente no se siente tan forzado, ¡sí, te hablo a ti Joker: Folie à Deux!
“La oscuridad… tiene dientes”
Tom Hardy se compromete con el rol de Eddie Brock, aunque en la secuela y parte de los primeros dos actos de esta tercera, veamos a un personaje con miedo, inseguro de sí mismo y dejando que todo sea llevado por su otrora. Pero Hardy, logra encantarnos y entretenernos así como saber divertirse, haciendo que cada vez que estemos cerca del final, no quisiéramos que llegase para ver si logran sorprendernos con algo bueno.
Y es aquí donde el mismo Venom madura, piensa y cambia todo lo que conocimos en primeras entregas. La apuesta grande es que uno de los dos caiga o ambos se sacrifiquen para sellar esto con una simbiosis casi perfecta.
En Venom: El último baile, se comparten igual las actuaciones de Chiwetel Ejiofor como oficial del ejército y las Fuerzas Especiales Rex Strickland, quien tiene una misión, la cual es capturar y eliminar a nuestros protagonistas al mismo tiempo que desmantela y elimina cualquier rastro del Área 51.
Ejiofor no logra destacar con su personaje serio y al cual le hace falta mucha villanía, pero tendrá una simbiosis con el personaje de Temple. Pese a que sus acciones pueden ser justificadas a simple vista, el guión nos engaña dando un personaje muy de papel sin profundidad ni un claro desarrollo.
También encontraremos a la Dra. Payne (Juno Temple) quien cree que los extraterrestres nos pueden ayudar mucho si los tratamos con respeto, y aquella que respalda la idea de que los simbiontes llegaron a la Tierra para escapar de algo, haciendo de este lugar un refugio seguro.
El choque de ideas de ambos personajes ayuda a que en pequeña parte de la trama estemos de un lado y otro, expectantes al final que nos aguarda y cómo jugarán en esa última partida. Pero es lamentable que no profundicemos más que en una idea que nunca, nunca se desarrolla por medio de ellos -ciencia y guerra, paz y caos-, sino por nuestros protagonistas.
Y cabe añadir que el personaje de Payne sufre lo mismo que el de Strickland, dando a Temple una pequeña historia que se profundiza en imágenes y secuencias rápidas, para que al final no termine teniendo el impacto necesario.
Aunque cabría destacar a la colega de laboratorio, Sadie “Christmas” (Clark Backo) quien desata una furia y acción en ese último acto y batalla que ves venir desde un rato atrás, pero es conveniente para no desperdiciar a ciertos personajes.
Ya hemos llegado a la conclusión luego de un largo texto o tesis como nos gusta decirlo aquí. Y debe quedarnos claro que el personaje fue creado por Todd McFarlane y David Micheline, el cual dentro de los cómics o novelas gráficas podemos tenerlo más desatado al igual que Carnage con ciertas viñetas sombrías, sangrientas o aterradoras e historias más adultas, extrañas o mayormente más trabajadas.
Así que no es desconocido que las tres cintas de Venom son adaptación a la pantalla grande, y tienen ciertas libertades a la hora de presentarnos toda la historia. Pero, las cuales se han visto limitadas por la propia compañía de Sony y por meterle mucha velocidad a algo que pudo haber sido mejor trabajado con un mejor equipo.
La violencia que compone esta tonada y al simbionte favorito, se verá limitada. Así que no te dejes engañar por el título que lleva consigo este trabajo, porque al ser ese episodio final, no estaremos tan desatados del todo y nos va a fallar uno que otro paso. Los decesos que hay en pantalla no son tan excepcionales porque se pierden en una edición bastante marcada y sin ganas. Aunque quizás, el mejor resultado de ello es la persecución que tenemos a través de un río y cascada, así como ver a un Xénofago reconstruyéndose luego de ser destrozado.
Se me rompe el corazón al decir que esta, posiblemente sea la última entrega de Tom Hardy como Venom, y donde nadie quiso esforzarse por darle un gran cierre que correspondiera a la idea colosal que traían entre manos… ¡No mames, Sony, ya suéltanos que nos lastimas!
No quiero decir que este mal lo que vemos en pantalla, porque en si este trabajo es más grande, estruendoso pero caótico y mal llevado en ritmo y ciertas ideas. Aunque es más personal, entrañable y mejor que su secuela, al menos eso debemos reconocerlo y lo defendemos.
Quizás seré blando con ella, porque tengo un cierto aprecio a lo que Tom Hardy hizo con este personaje. Pero me entretuvo pese a sus inconsistencias y uno que otro detalle. ¡Venga! Preparen su mejor traje y vestido, porque en compañía de este dúo de mejores amigos, vamos a disfrutar u odiar ´El último baile´ de proporciones casi bíblicas, casi, pero no tanto con movimientos sin ton ni son.