La red social Twitter, ahora renombrada como X, ha sufrido una enorme transformación tras la llegada de Elon Musk. Ahora, puede obtener la verificación azul, edición de mensajes o eliminar anuncios, entre otros, siempre que pagues por caja. He probado Twitter Premium (o X Premium, da igual) y he terminado cancelando la suscripción por todos estos motivos.
Elon Musk ha cogido un lanzallamas de su compañía Bored Company y ha entrado en Twitter arrasando con todo. No hay decisión que haya tomado que haya generado controversia y malestar entre los usuarios de la red social.
Muchos anunciantes han abandonado la red social por las decisiones de Musk y sus mensajes en la misma. Pese a que sigue siendo una de las más importantes, son muchos los que se han ido marchando cansados de la deriva que está cogiendo.
Pagar por X Premium no tiene el menor sentido
Antes de ver los problemas que me he encontrado, vamos a ver un poco más que ofrece este modo. Lo primero que debes saber es que el Premium tiene un precio de 9,68 euros al mes, o bien 101,64 euros al año (8,47 euros al mes). Este plan ofrece las siguientes opciones:
- Tener acceso a Grok 2 IA.
- Se reducen a la mitad la cantidad de anuncios en «Para ti» y «Siguiendo».
- Impulso de las respuestas.
- Publicaciones más largas y editarlas.
- Reproducción de vídeo en segundo plano y descarga de vídeos.
- Obtención de ingresos por publicación.
- Acceso a estadísticas y diferentes herramientas.
- Sello de verificación azul.
- Subida de vídeos de mayor calidad y mayor duración.
Estas son las ventajas más interesantes que recibiremos si pagamos por el Premium en esta red social. Pero, ¿vale realmente la pena pagar?
Verás anuncios aunque pagues
Inicialmente, el modo Premium no tenía anuncios, pero la red social ha modificado este aspecto. Ahora, se te mostrarán anuncios, pero menos que si tuvieras otro tipo de planes. Para disfrutar de la red social sin anuncios tienes que pagar el modo de suscripción Premium+, que cuesta 203,28 euros al año (16,94 euros al mes).
Normalmente, si uno paga por este tipo de servicios, busca tener una interfaz más limpia, sin publicidad. Desgraciadamente, no es el caso. Cierto que se reduce la cantidad de anuncios, pero siguen estando presentes y para eliminarlos del todo debes desembolsar el doble de dinero. No compensa.
Los ingresos de publicidad, no compensan
Twitter ahora reparte los ingresos de publicidad en la red social solo entre aquellos con cuenta Permium. Esto parece algo positivo, pero al final se vuelve en contra. Cuando se da una opinión que puede ser controvertida o no gustar a una parte de los seguidores, estos terminan afeándote que lanzas el mensaje exclusivamente para ganar dinero.
Da igual, si antes has publicado mensajes similares en la red social, la sospecha es constante. La conversación se vuelve más tóxica y, lógicamente, menos atractiva. Además, muchas interacciones que podrían ser valiosas se terminan diluyendo.
Perder la verificación tras hacer cambios
Uno de los cambios que menos me gustan tienen que ver con la verificación. El hecho de recibir el check azul, simplemente por pagar, desvirtúa completamente la función original de este elemento. Pero, es que además, recibir esta insignia termina siendo más un problema que una ventaja.
Hacer un cambio insignificante en el perfil, como pueda ser modificar la imagen del banner o de perfil, hacen que la verificación desaparezca temporalmente. Algo que antaño solo sucedía si modificabas el nombre de usuario de la red social (el «@»).
¿Para qué pagar si no lo necesito?
No voy a subir películas enteras en resolución 1080p, tampoco voy a copiar capítulos enteros de El Quijote. Si mi mensaje es más largo que la cantidad de caracteres permitidos en el plan gratuito, tengo la opción de generar un hijo. Puedo subir igualmente fotos y vídeos que complementen el mensaje, entonces, ¿para qué pagar?
Si igual voy a comerme publicidad, me van a quitar el verificado si cambio una imagen o me acusan de poner mensajes solo para generar visitas, ¿para qué voy a pagar? La verdad no ofrece nada realmente valioso, por lo que uno se pueda decidir a pagar.