Texto: Staff Heavy Mextal
El metal tiene una esencia única: su fuerza trasciende los límites del ruido y se convierte en un grito de libertad, un canal para liberar las emociones más intensas y profundas del ser humano. El pasado domingo 13 de octubre, esa libertad se fusionó con una de las realidades más crudas de la Ciudad de México: la vida en prisión. El testigo de esta curiosa amalgama fue el Lunario del Auditorio Nacional, lugar elegido por la banda mexicana S7N para presentar su documental «Sin Barreras» y dar un show que recorrió sus 10 años de trayectoria.
Antes de que las cuerdas vibraran y las baquetas retumbaran en las paredes del recinto, se proyectó el documental, una obra que marca un antes y un después en la carrera de la banda. Esta obra que recientemente ha sido premiada internacionalmente en festivales como el Remember the Future World Film Festival en Cannes toca fibras sensibles al plasmar en imagenes una gira de S7N por cinco reclusorios. Un trabajo en el que como dijo recientemente a HEAVY MEXTAL Lalo Olvera, bajista de la banda, su música es sólo es soundtrack de una red de historias que oscilan en el dramatismo, la redención y la espereanza.
Con cada acorde, S7N llevó su groove metal a aquellos que viven en condiciones donde la libertad es solo un concepto lejano. La noche del domingo, la proyección del documental fue el inicio de una velada cargada de emociones, una declaración de que el arte, y en especial el metal, es una herramienta capaz de unir mundos distantes. Ganador en Cannes por Mejor Edición, Mejor Historia Real y Mejor Ópera Prima, el filme transportó a la audiencia a través de sonidos distorsionados y testimonios crudos, revelando la esencia pura del arte como una fuerza liberadora y unificadora.
Tras el impacto del documental —que ahora recorrerá otros festivales antes de ser proyectado nuevamente en México—, el Lunario se transformó en un crisol de energía y comunión. A las 20:30 horas, Mao Kanto (voz y guitarra rítmica), Israel Monroy (guitarra principal), Lalo Olvera (bajo) y Stu Zepeda (batería), tomaron el escenario con «Paithful». Desde los primeros acordes, el público fue arrollado por la potencia de riffs estridentes y una batería implacable, envueltos en una nube de humo que amplificaba la atmósfera de rebeldía y autenticidad.
Desde el inicio, la banda se adueñó del escenario con la misma ferocidad con la que lo hizo en festivales como el Hell & Heaven, el Knotfest México o el Vive Latino. Pero el Lunario, esa noche, fue diferente.
Sin muchos discursos, sin pretensiones, los músicos se sumergieron en su set, ejecutando temas como “Enemies”, “Circus” y “Betray” con precisión y brutalidad. El público respondía con el ya característico slam, empujando las barreras físicas del recinto. Los cuerpos chocaban al ritmo de los riffs, y la conexión entre la banda y sus seguidores se hacía evidente en cada tema. Mao Kanto, su vocalista, no dejó pasar la oportunidad de recordarle a todos lo importante que es el metal mexicano, gritando con pasión: “¡Que viva el metal mexicano!”. Para luego seguir con temas clásicos de la banda como “Last Dance”, “Fearless”, “Blackout”, entre otras.
El setlist fue una retrospectiva de los 10 años de S7N. Desde sus inicios como banda de covers hasta la consolidación con álbumes originales como Fearless, cada canción evocaba una etapa de su evolución. Sin embargo, hubo momentos que trascendieron lo meramente musical. Uno de ellos fue el esperado cover de “Afuera” de Caifanes, una joya del rock mexicano que S7N grabó a inicios de este año y que ahora reinterpretó con la agresividad y contundencia del metal. Y si eso no fuera suficiente, la banda cerró la noche con “Pachuco” de La Maldita Vecindad, otro ícono del rock nacional, mostrando que el metal y el rock, aunque diferentes, comparten una misma raíz: la resistencia y la identidad.
La verdadera magia de esa noche no sólo estuvo en los covers o en los clásicos de la banda, estuvo en el ambiente, en las generaciones que se encontraban allí. Entre los metaleros más veteranos, acostumbrados a los slams y headbangings, se mezclaban generaciones más jóvenes ávidas de descubrir el metal de su país, porque sí, el metal se hereda, y S7N lo ha entendido a la perfección.
Con los riff aún rezumbando en los oídos, se puede decir que el documental “Sin Barreras” no sólo es una pieza audiovisual, sino el testimonio de que el arte puede llegar a los lugares más oscuros y convertirlos en espacios de luz. S7N no sólo rompió las barreras físicas de los reclusorios de la Ciudad de México, rompió también las barreras mentales y sociales que muchas veces rodean al metal.
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