No cabe duda de que Therion ha encontrado una nueva patria en nuestro territorio. Después de ofrecer el más grande concierto de toda su historia, que se remonta a casi cuatro décadas lleno de una propuesta de metal sinfónico y con un constante cambio en su alineación, Christofer Johnsson y compañía conquistaron ahora el Circo Volador que, aunque no se llenó por completo, si convocó a esa base de fans dura que no los abandona desde, al menos, 1993.
De la ópera metal de Molllust al despertar de la bestia
Para calentar motores, hubo una grata sorpresa como espectáculo abridor de la mano de Molllust, agrupación de ópera metal de Leipzig, Alemania conformada por Janika Groß en la vocal, Frank Schumacher en la guitarra y voz, Sandrine B. al violín, Lisa H., en el violonchelo, Johannes Hank con el bajo y Tommaso Soru en la batería, quienes desde el inicio agradecieron la oportunidad de acompañar a la legendaria banda en esta nueva gira.
Desde la maravillosa voz de Janika combinada con el rasposo grave de Frank, Mollust ofreció un recital de casi 40 minutos donde demostró porqué son ópera y metal. Contando una apertura que mezclaba sinfónico con metal en Cosmic Ouverture, contando una historia y alternando el drama y performance dentro del escenario para entonar temas como Voices of the Dead hasta otras aparentemente más tranquilas como odas a la fantasía y a la inevitable relación de la vida y la muerte como Venus – Poems of Love o Pluto – The Raven’s Lullaby, conquistaron a los trues quienes se entregaron poco a poco a su show.
Después de ese sorpresivo y poderoso inicio, llegaba el turno de la gran bestia Therion, que estaban dispuestos a darle a sus fans en el recinto de Calzada de la Viga, rodeado de arte mexicano en las paredes y de una vibra metalera natural, lo que venían a buscar. Así, después de un lapso de 20 minutos de silencio y saliendo de forma puntual, Johnsson y compañía comenzarían esta parte del Leviathan Tour con Seven Secrets of the Sphinx, del álbum Deggial, para comenzar la ceremonia.
Desde Leviathan III hasta los clásicos, la entrega total de Therion
La noche comenzó con todo, y aunque el sonido de la banda originaria de Suecia puede sonar mejor al ser acompañada por la parte sinfónica que se vivió a principios de año, no cabe duda que la voz y liderzago de Thomas Vikström, la guitarra del fundador Johnsson y la incorporación de la muy querida Lori Lewis a la gira, junto al factor latino de la española Rosalia Sairem y del guitarrista argentino Christian Vidal, dotaban de la fuerza necesaria para que los fans siguieran el camino de más de dos horas y 24 temas planeado por la agrupación.
Siempre saludando a sus fans y agradeciendo el calor del público que coreaba, movía las manos y se metía de lleno al espectáculo austero pero potente de la banda, llamó la atención el desenvolvimiento de Rosalia, que siempre mantuvo el animo en alto guiando a un público que mayormente vestía de negro y que tomaba cerveza al por mayor mientras escuchaban, sentados y parados, temas como Ruler of Tamag, Ginnungagap y Ninkigal, sintiéndose una fría sinergia que parecía no terminar por detonar del todo.
El primer gran momento de la noche se dio más allá de la música, cuando Rosalia tomó el micrófono de Therion y prometió que seria una noche memorable. “Tenemos una velada llena de clásicos, pero eso si, La Chona no la tocamos“, afirmó entre la algarabía de los trues que se carcajearon y aplaudieron el golpe bajo que asentaban a Metallica y su sonada elección de ese tema en su más reciente visita. Así, Typhon, Black Sun y El Primer Sol mantuvieron en alto ese ánimo metalero que provocaba uno que otro headbanging y la aparición de una guerrera azteca en el escenario con hachas en las manos llamaba la atención como parte del performance de la banda.
Para volver a encender a los fans, fue el turno de Thomas Vikström para provocar a los amantes de Therion, invitando a los fans a corear el tan afamado grito del EO así como un coro más largo, esperando que los asistentes demostraran la fuerza de su voz mientras Litany of the Fallen y Eye of Algol retumbaron el Circo Volador. Y así, a la mitad de la tocada, fue que la audiencia por fin mostró mucha vida, involucrándose de lleno con su amada agrupación. Ahí apareció Lori, quien habló de cómo el siguiente tema solamente lo habían tocado en un festival en 1999 y “la habían arruinado por completo“, pero eso no sucedería ahora.
Fue así que comenzó Mark of Cain, rola que provocaba nuevamente los gritos y palmas de los amantes de Therion, mismos que recibieron con brazos abiertos y locura la simulación de un ritual de Ayahuasca, donde Rosalia y Thomas brillarían por ese juego vocal hecho entre ambos, que se ligó de buena forma y sin parar con Wine of Aluqah mientras Johnsson y compañía bebían la energía de un público que parecía revitalizado, esperando el final de este nuevo ritual.
Con Nightside of Eden, otro de los grandes clásicos de la agrupación y el grito de guerra de Quetzalcoatl, generado por Christian Vidal al decir que “hay que probar y demostrar lo que he dicho todas las putas noches, que aquí es donde más se grita. Tengo 14 años viniendo a esta ciudad y cada vez es una fiesta, así que demostrémoslo”, la batalla de esta bestia del metal continuaba mientras dos banderas de México ondeaban por el escenario, una puesta al lado de la batería y otra tomada por Lori para abrazarse con ella, en un claro simbolismo de la conexión entre nuestro país y Therion.
La euforia era ya imparable, y ante los gritos de todos los asistentes que clamaban por su adorada banda, ellos respondieron con lo mejor, desde la dulce Lemuria, donde los celulares se prendieron alrededor de todo el foro, hasta el himno de Sitra Ahra, infaltable en sus tocadas, llegando al gran cierre con To Mega Therion, precedido de unas palabras de Johnsson, que ratificó el placer de estar en México, mencionando que algunos de estos temas no los volverían a tocar, soltado además la promesa de volver en 2029.
Ante el constante llamado de volver al escenario, la banda hizo lo propio y le regaló los últimos dos temas de la velada, provocando un alzamiento de locura en The Rise of Sodom and Gomorrah y despidiéndose emotivamente de la Ciudad de México para continuar su gira en nuestro territorio con Cults of the Shadow, mostrando que la histórica agrupación metalera tiene un culto sólido de fans que jamás permitirán caer en las sombras del olvido a Therion, con todo y que ya no sea lo mismo que hace unos 15 años.