España tiene un problema con la progresividad de los impuestos: a las empresas les cuesta más dinero subir el sueldo neto a gente que gana poco

España tiene un problema con la progresividad de los impuestos: a las empresas les cuesta más dinero subir el sueldo neto a gente que gana poco

Subir el sueldo de los empleados en España sale caro. La consolidación del sistema de impuestos progresivos hace que la tasa impositiva aumente a medida que lo hace el nivel de ingresos del contribuyente. De este modo, conforme la subida del salario fuese mayor, los impuestos a abonar por empresas y trabajadores también serían más elevados.

Sobre el papel, la progresividad de los impuestos persigue redistribuir la renta y la riqueza de forma equitativa y justa. El peso de los impuestos sobre el PIB nacional se ha disparado seis puntos, del 32% al 38% desde 1995. En concreto, el 60% del aumento de la presión fiscal ha tenido lugar bajo el mandato de Sánchez.

El récord de recaudación tributaria se ha logrado y ha subido en 72.962 millones de euros, con un incremento del 2,8% (3.890 euros por hogar y 1.527 euros por persona), especialmente por IRPF.

Así se recoge en el ‘Impuestómetro 2024’ elaborado por el Instituto Juan de Mairena. Y es que dos de cada tres euros de aumento de la recaudación tributaria lo abonaron las familias.

Análisis al detalle

Ante la elevada inflación y la carestía del coste de la vida, la subida del salario se convierte en una necesidad para la mayor parte de la población activa. No obstante, las empresas son conscientes que subir el salario a un trabajador que gana poco puede suponer un mayor coste, en materia de impuestos, que contratar a un nuevo empleado o subírselo a quienes más ganan.

El ingeniero industrial en banca, Jon González, detalla a la perfección el problema de la progresividad de los impuestos en las empresas. De este modo, si una empresa sube el sueldo a un trabajador de 20.000 euros a 21.000 euros, el salario neto se incrementaría en 455 euros y el IPRF en 480,40 euros adicionales. Además, la cotización a la Seguridad Social subiría en 64,70 euros.

Esta situación provocaría que la empresa abonase 319,80 euros adicionales a la Seguridad Social por cotizaciones sociales. Y es que, por cada euro de sueldo neto subido, el IRPF del trabajador se incrementaría en 1,06 euros y sus cotizaciones a la S.S. en 0,14 euros. Por su parte, la empresa abonaría 0,70 euros.

Esto implica que la empresa haya tenido que incrementar sus costes en 2,90 euros (uno para el empleado y casi dos para el Estado). Llama la atención que, a partir de 56.646 euros brutos, el salario dejará de pagar cotizaciones sociales.

Se da la circunstancia que con un tipo marginal máximo del 48% en IRPF más el 6,47% de la Seguridad Social a cargo del empleado, lo mínimo que ganaría el trabajador por un euro adicional serían 45,53 céntimos de salario neto.

¿Cómo ven la situación las empresas?

Cada empresa asume unas condiciones de mercado diferentes, tanto su demanda de trabajadores como la propia oferta poseen unas características propias. Con independencia de cuánto se pague, el número de candidatos contratables será fijo y la cotización recaerá sobre los trabajadores.

Una empresa puede contratar empleados mientras que el coste salarial compensase y los empleados viesen reducida su retribución. No obstante, si no se tuviese en cuenta el coste salarial y la empresa precisase de un número fijo de trabajadores, entonces el coste de las cotizaciones recaerá sobre ella. Y es que si no pagase más para compensar el impacto de la cotización no llegaría a encontrar a los candidatos suficientes.

En el informe publicado en mayo por el Fondo Monetario Internacional (FMI) se detalla que la subida del SMI ha sacado de la pobreza a un millón de trabajadores y que el crecimiento de la economía española alcanzará el 2,4% en 2024 y el 2,1% en 2025.

Las empresas pagan más impuestos por las subidas salariales

En España, la progresividad de los impuestos hace que las empresas reconsideren constantemente la situación. Un salario elevado reduce la rotación laboral, así como los costes de selección y la formación de nuevos empleados. De esta forma, cuanto más pagase una empresa a sus empleados, mayores serían los incentivos de los trabajadores para permanecer en la compañía. Se da, por consiguiente, una contradicción: la empresa gana fidelidad y productividad, pero pierde capital al tener que abonar más impuestos al Estado.

El pago de salarios de eficiencia es una práctica relevante para las empresas en las que la productividad del empleado depende de la formación proporcionada por éstas. Así pues, la reducción de la rotación laboral permite a la empresa beneficiarse de las inversiones destinadas a formación.

Pese a que cada empresa se enfrenta a una situación particular, en España, éstas deben hacer frente a cinco tipos de impuestos, según la Ley Tributaria. Hablamos de: Impuesto sobre Actividades Económicos (IAE), Impuesto sobre Sociedades (IS), Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), Impuestos Especiales y Medioambientales e Impuestos Regionales y Locales.

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España tiene un problema con la progresividad de los impuestos: a las empresas les cuesta más dinero subir el sueldo neto a gente que gana poco

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El Blog Salmón

por
Sergio Delgado

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