Exploramos cómo la llegada del capital institucional redefine la utilidad y supervivencia de las criptomonedas alternativas.
Tras años de expansión desordenada, nos encontramos en el umbral de una etapa donde la presencia de los grandes capitales no es solo una posibilidad, sino una realidad que dicta las nuevas reglas del juego. Este fenómeno, lejos de ser un simple cambio de tendencia, representa el paso definitivo hacia una madurez que el sector buscaba desde su creación. El destino de las llamadas altcoins ya no depende únicamente del entusiasmo de comunidades en redes sociales, sino de su capacidad para integrarse en un engranaje financiero mucho más sofisticado y exigente.
La entrada de las instituciones financieras ha traído consigo una mirada crítica que evalúa los proyectos bajo métricas de valor real. En este nuevo escenario, el concepto de utilidad se convierte en el filtro principal que separa las propuestas sólidas de aquellas que nacieron al calor de la especulación pura. Los inversores que hoy gestionan grandes carteras no buscan promesas vacías ni protocolos que solo sirven para generar más tokens sin un propósito claro.
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