Después de años haciendo Distro Hopping en Linux, estas son las 4 cosas que nadie te cuenta

Instalar Linux no es un concepto tan sencillo como puede parecer. En la red existen cientos de distros diferentes, cada una con unas características y unas peculiaridades, que buscan la oportunidad de hacerse un hueco entre los usuarios. Cuando pruebas Linux es complicado quedarse en una distro, ya que cada poco tiempo salen nuevas oportunidades que te pueden hacer cambiar la forma en la que usas el PC. Así, pues, es fácil acabar bajando y probando a ver qué nos ofrecen otros sistemas hasta encontrar el que mejor se adapte a nuestra personalidad. Esto es lo que se conoce como «Distro Hopping«.

El Distro Hopping es una práctica muy habitual entre los usuarios de Linux avanzados. Mientras que con Windows o macOS nos conformamos con instalar el sistema operativo que nos ofrece Microsoft o Apple, cuando usamos Linux la cosa es diferente. Gracias a esta práctica podemos probar distintas distribuciones de este sistema operativo, gracias a lo cual descubrimos nuevas configuraciones, nuevos escritorios, nuevas herramientas y nuevas filosofías.

Escritorio del sistema operativo MX Linux 25 con entorno XFCE, mostrando el menú de inicio y la barra de tareas vertical.
MX Linux, una distribución popular basada en Debian, es un excelente punto de partida para el Distro Hopping por su estabilidad y ligereza. Fuente: Captura propia de Softzone.es

Esto no solo se trata de descubrir nuevos sistemas y pasar el rato, sino que también es una forma de aprender más sobre Linux, su mundo, y su funcionamiento, ya que cada sistema tiene un núcleo diferente, distintos gestores de paquetes, diferentes sistemas de init, configuraciones del kernel o entornos de escritorio. Además, nos permite dar siempre un toque de aire fresco a nuestro sistema, evitando que nuestro sistema parezca siempre el mismo día tras día.

Consejos para un «distro hopper»

Esta práctica no está recomendada para usuarios sin experiencia, o para aquellos que no van a dedicar tiempo a cada sistema. Si lo que buscas es estabilidad, y dependes sí o sí de tu ordenador (por ejemplo, para trabajar), no te recomendamos esta práctica, ya que cada cambio implica (casi siempre) formatear y reinstalar un sistema desde cero.

Los 4 consejos que puedo dar después de llevar años cambiando de un Linux a otro son:

Aprende a usar las particiones de Linux. Generalmente, estamos acostumbrados a usar una única partición para Windows. Pero en Linux es diferente. En Linux podemos tener particiones independientes para cada punto de montaje (carpeta personal, configuraciones, programas, etc). Gracias a ellas podemos hacer distro hopping y cambiar de un sistema a otro manteniendo las particiones que nos interesen, ya que no se borrarán en el proceso. Dos de los más importantes son:

  • /home: contiene todos nuestros datos y las configuraciones del usuario. Al tenerlo separado podemos cambiar, por ejemplo, de Ubuntu a Fedora y mantener el escritorio, los fondos de pantalla y las configuraciones de Firefox intactos.
  • /opt: reservado para software de terceros instalado manualmente (por ejemplo, Google Chrome, DaVinci Resolve, etc). Al estar separado del resto de los programas, estos persisten entre instalaciones, ahorrándonos horas de reinstalación.

Haz siempre copias de seguridad. Ya sean a mano, o con programas como Timeshift o rsync, es esencial que tengamos un buen plan de copias de seguridad. De esta forma, cada vez que cambiemos de distro, podremos restaurar los archivos personales, configuraciones de los programas, y otros datos, para tener nuestro nuevo sistema listo cuanto antes.

Dedica tiempo suficiente a cada distribución. Una mala costumbre que todos cogemos en algún momento es no dedicar tiempo suficiente a probar a fondo el sistema. Nada más instalar una distro, rápidamente empezamos a pensar en la siguiente. Y así sucesivamente. Eso hace que no tengamos tiempo de saborear todo lo que nos ofrece el sistema, y al final no acabamos de ver lo bueno (ni lo malo) de cada una.

Documenta la experiencia. Ya sea un Word, o en un simple archivo de texto plano, es necesario apuntar lo que más y menos nos gusta de cada sistema. Esto no solo nos ayudará, el día de mañana, a elegir una para quedarnos definitivamente con ella, sino que podremos saber qué escritorio es el que más nos gusta, qué programas son nuestros favoritos, y cómo forjar nuestra propia experiencia Linux.

Escritorio de Kubuntu con el entorno Plasma de KDE, destacando sus efectos visuales y widgets en el panel inferior.
Kubuntu ofrece una experiencia visualmente rica con el escritorio KDE Plasma, una alternativa popular para quienes exploran diferentes entornos gráficos durante el Distro Hopping. Fuente: Captura propia de Softzone.es

Hacer Distro Hopping fácil

Si quieres probar distintas distros de Linux, pero no quieres andar comprometiendo tu ordenador (al menos, hasta que domines el proceso por completo), os recomendamos echar manos de dos herramientas:

  • Máquinas virtuales. Las famosas máquinas de VMware o VirtualBox son esenciales para probar sistemas operativos sin que nuestro sistema corra ningún riesgo. Estos programas crean un pequeño ordenador virtual que se ejecuta por encima de Windows y nos permite, entre otras cosas, instalar todos los sistemas que queramos, probarlos, borrarlos, y volver a instalar otro. Todo sin complicaciones ni peligros para nuestros datos.
  • Ventoy. Se trata de un sistema operativo que instalamos en una memoria USB y que nos permite arrancar todos los sistemas operativos que queramos simplemente copiando la ISO a dicho pendrive. Es la forma más rápida de arrancar un PC con cualquier sistema operativo, ya que nos ahorramos el tener que flashear una y otra vez la imagen. Eso sí, las versiones que arrancamos son el modo «live», por lo que, salvo que las instalemos, todo lo que hagamos se perderá al reiniciar.