Rodrigo Paz asume la Presidencia de Bolivia y pone fin a 20 años de gobierno del MAS

Rodrigo Paz asume la Presidencia de Bolivia y pone fin a 20 años de gobierno del MAS

En una jornada histórica para la nación andina, Rodrigo Paz Pereira asumió este sábado la Presidencia de Bolivia, marcando el cierre de casi dos décadas de dominio por parte del partido Movimiento al Socialismo (MAS). Con un compromiso claro de abrir el país al mundo y de impulsar una agenda económica centrada en el “capitalismo para todos”, el nuevo mandatario enfrenta una economía complexa, un congreso fragmentado y expectativas muy altas de una población que busca cambio real.

Un cambio político significativo

La llegada del presidente Rodrigo Paz pone punto final a un ciclo de casi 20 años bajo el liderazgo del Movimiento al Socialismo (MAS). Su victoria significa un viraje en el poder ejecutivo tras cuatro mandatos consecutivos del partido que había dominado la política boliviana.

La ceremonia de investidura se llevó a cabo en la sede del Parlamento en La Paz, en la que Paz juró bajo la fórmula “Dios, patria y familia” y recibió la banda tricolor.

Un triunfo inesperado

Para muchos analistas, Paz había sido considerado un candidato de perfil moderado y poco conocido, pero logró escalar sorpresivamente en las encuestas y ganó la segunda vuelta con más del 54% de los votos.

Ese ascenso se atribuye, entre otros factores, a la fatiga del electorado con el MAS, a la crisis económica, y a una estrategia de campaña que lo acercó a sectores rurales y urbanos con un discurso de apertura.

¿Quién es Rodrigo Paz?

Rodrigo Paz Pereira nació en Santiago de Compostela (España) porque su familia estaba en el exilio durante las dictaduras bolivianas. Es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, quien gobernó de 1989 a 1993.

Según el diario La Tercera, el mandatario tiene formación en economía y relaciones internacionales, y ha sido diputado, alcalde de Tarija, senador y figura del Partido Demócrata Cristiano (PDC).

Un perfil de centro-derecha con matices

Paz se presenta como una figura de centro-derecha moderada que apuesta por una economía abierta, “capitalismo para todos”, reducción de aranceles e impulso al crédito popular, sin abandonar del todo la protección social.

Sin embargo, su promesa de cambio también se enfrenta a escepticismos: tiene pendientes procesos políticos en su gestión local y deberá demostrar que puede gobernar una nación compleja y diversa.

Los retos que hereda su Gobierno

Una economía en emergencia

El nuevo mandatario asume en un momento crítico: Bolivia enfrenta escasez de divisas, subsidios insostenibles al combustible, inflación elevada y déficit fiscal. En su investidura anunció que se abrirá el país al mundo, se buscarán acuerdos internacionales y reformas económicas graduales.

Gobernabilidad y alianza legislativa

Aunque su partido obtuvo un buen número de escaños, la agencia Reuters remarca que no cuenta con mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa. Esto le obliga a construir alianzas políticas para aprobar leyes clave, lo cual podría ralentizar su agenda.

Además, tendrá que enfrentarse al peso de sindicatos tradicionales y sectores que temen que sus derechos sociales queden en riesgo.

Cambios diplomáticos y geopolíticos

Paz prometió reorientar la política exterior boliviana: fortalecer lazos con organismos internacionales, reconfigurar la relación con la región y abrirse a inversiones externas.

Este giro internacional implica también un cambio de narrativa: dejar atrás la retórica de los bloques regionales para integrarse más al mercado global.

Qué se espera de la nueva administración

Hacia un modelo de crecimiento inclusivo

Uno de los grandes desafíos será equilibrar la apertura económica con la justicia social. Paz deberá demostrar que su versión de “capitalismo para todos” no deja atrás a los sectores más vulnerables.
La satisfacción de los ciudadanos dependerá de resultados concretos: empleo, acceso al crédito, mejora en servicios públicos y control de la inflación.

Fortalecimiento institucional

Se espera que Paz impulse la desconcentración del Estado, reformas judiciales y combate a la corrupción como parte de su promesa de renovación. Su éxito dependerá en gran medida de la confianza que logre construir entre la ciudadanía.

Gobernabilidad en un marco dividido

La administración necesitará manejar la fragmentación política, negociar con diferentes bancadas y evitar que la parálisis legislativa frustre sus promesas. La velocidad del cambio podría quedar limitada por la dinámica parlamentaria y social del país.

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