5 subgéneros de metal extremo que debes conocer

metaleros

El metal extremo no es un concepto homogéneo ni una simple intensificación del heavy metal tradicional. Es un conjunto de expresiones que han surgido como respuesta a la necesidad de explorar territorios sonoros más agresivos, disonantes y veloces, rompiendo con las estructuras convencionales de la música pesada. Desde su aparición, ha dado lugar a diversos subgéneros que han evolucionado de manera distinta según la escena, la geografía y las influencias musicales de cada época.

Si bien el metal extremo se ha expandido en múltiples direcciones, algunos de sus subgéneros han sido particularmente determinantes en su desarrollo. No se trata únicamente de los más populares, sino de aquellos que han marcado un punto de inflexión en la forma en que se concibe y ejecuta la música extrema. A continuación, cinco de ellos cuya relevancia ha trascendido el contexto en el que surgieron.

  1. Death Metal: la deconstrucción del riff tradicional

El death metal no fue una simple evolución del thrash metal, sino una ruptura con sus patrones rítmicos y melódicos. Nacido en los años 80, este subgénero llevó la distorsión y la velocidad a un nivel que hasta ese momento no se había explorado dentro del metal. Los riffs se fragmentaron en estructuras atípicas, las voces dejaron atrás la agresividad rasposa para convertirse en gruñidos profundos, y la batería incorporó el blast beat como recurso esencial.

Si bien Death es considerada una de las bandas pioneras, fue en la escena de Florida, con grupos como Morbid Angel y Obituary, donde el death metal tomó forma como un sonido diferenciado. A la par, en Suecia, la escuela de Estocolmo —con Entombed y Dismember a la cabeza— desarrolló una variante con una producción más cruda y un tono de guitarra característico impulsado por el pedal Boss HM-2.

El death metal no se ha mantenido estático. Con el tiempo, ha dado lugar a variantes como el death técnico, el brutal death y el death melódico, cada uno con un enfoque particular en la ejecución y la composición, pero manteniendo la esencia de un sonido basado en la intensidad y la complejidad.

  1. Black Metal: la estética del caos y la transgresión sonora

El black metal se distinguió desde sus inicios por un enfoque que iba más allá de la música. Si bien en los años 80 bandas como Venom, Bathory y Hellhammer sentaron las bases del género, fue en Noruega, en los años 90, cuando el black metal adquirió una identidad definitiva. Sus elementos distintivos incluyen un sonido crudo y poco procesado, guitarras con disonancias constantes, baterías aceleradas y una voz desgarrada que prioriza la emoción sobre la técnica.

El black metal también fue una reacción al metal convencional. Sus exponentes rechazaban las estructuras tradicionales y adoptaban una estética basada en el misterio y la transgresión. Mayhem, Burzum y Emperor se convirtieron en referentes no solo por su música, sino por la ideología y el misticismo que rodeaba a la escena.

A diferencia de otros subgéneros, el black metal ha sido especialmente propenso a la experimentación. En su evolución, ha generado corrientes como el black metal sinfónico, el atmosférico y el depresivo, cada una con un enfoque particular, pero manteniendo la esencia de su sonido primigenio.

  1. Grindcore: el colapso de la estructura musical tradicional

El grindcore es el resultado de una fusión entre el hardcore punk más agresivo y el death metal. Su aparición en los años 80, con Napalm Death y Terrorizer como precursores, marcó un punto de quiebre en la forma en que se concebía la velocidad y la brutalidad dentro del metal extremo.

A diferencia de otros subgéneros, el grindcore eliminó cualquier pretensión de estructura convencional. Las canciones se redujeron a duraciones mínimas, muchas veces de apenas segundos, y se basaron en riffs frenéticos, baterías con blast beats ininterrumpidos y voces que alternaban entre el gutural y el grito desgarrado.

Con el tiempo, el grindcore diversificó sus temáticas y sonoridades. De ahí surgieron corrientes como el goregrind, con un enfoque en la estética gore y un sonido aún más distorsionado, y el cybergrind, que incorporó elementos electrónicos y programaciones.

  1. Death/Doom Metal: el peso de la densidad sonora

El death/doom metal nació de la combinación entre la agresividad del death metal y los tempos lentos y pesados del doom. En lugar de buscar la velocidad y la técnica, este subgénero se centró en la construcción de atmósferas opresivas y en la prolongación de los riffs hasta convertirlos en muros de sonido.

Bandas como Paradise Lost, My Dying Bride y Anathema fueron responsables de la consolidación del género a principios de los 90, explorando estructuras más melancólicas y letras introspectivas. A su vez, en la escena underground, grupos como Winter y Disembowelment llevaron el death/doom a terrenos aún más extremos, con pasajes instrumentales prolongados y una producción más cruda.

Dentro de esta corriente surgieron variantes como el funeral doom, aún más lento y atmosférico, y el death/doom melódico, que incorporó arreglos más elaborados sin perder la densidad característica del género.

  1. War Metal: la deformación del sonido en su máxima expresión

El war metal —también conocido como bestial black metal— es una de las expresiones más caóticas dentro del metal extremo. Su sonido se basa en la saturación de cada elemento, desde la distorsión de las guitarras hasta la velocidad incesante de la batería, creando una sensación de agresión incontrolada.

Blasphemy, Beherit y Archgoat fueron algunos de los primeros exponentes del género, estableciendo una estética que prescindía de la producción pulida en favor de un sonido que priorizaba la intensidad sobre la claridad. A diferencia del black metal tradicional, el war metal prescinde de melodías y construye su identidad a través del ruido y la repetición de estructuras primitivas.

Con el tiempo, este subgénero ha influenciado a muchas bandas dentro del death y el black metal, manteniéndose como una de las formas más crudas y directas de expresión dentro de la música extrema.

Conclusión

El metal extremo no es un concepto estático ni una categoría cerrada. Cada subgénero aquí mencionado ha evolucionado con el tiempo, generando nuevas corrientes y reinterpretaciones. Lo que los une no es solo la agresividad de su sonido, sino la voluntad de sus creadores de ir más allá de las estructuras preestablecidas, explorando los límites de la música y la percepción auditiva. Conocerlos no es solo un ejercicio de clasificación, sino una puerta de entrada a un universo sonoro en constante transformación.

Comparte lo que descubriste en Pongara News