5 éxitos del grunge que SEPULTARON al metal en los 90

nirvana

A finales de los 80, el metal reinaba en las ondas radiales y los canales de televisión con guitarras afiladas, solos interminables y un despliegue visual que llenaba estadios. Bandas como Poison y Mötley Crüe dominaban con laca, cuero y un hedonismo que vendía discos por toneladas. Pero algo estaba fermentando en el noroeste de Estados Unidos, en garajes húmedos y bares olvidados de Seattle. El grunge emergió no como una revolución premeditada, sino como un alud que arrasó con todo a su paso, incluyendo al metal que había saturado el mercado. No fue solo un cambio de sonido, sino un giro en lo que la audiencia quería escuchar y ver: menos artificio, más sustancia.

El punto de quiebre llegó en 1991, cuando las disqueras y las radios giraron la mirada hacia bandas que apenas unos años antes habrían sido descartadas como ruido subterráneo. El metal, especialmente el glam, quedó atrapado en una cápsula temporal, incapaz de adaptarse a un público que ahora pedía letras que reflejaran su desencanto y acordes que sonaran a verdad. A continuación, desglosamos cinco canciones del grunge que, por su alcance y timing, clavaron los últimos clavos en el ataúd del reinado metálico de los 80, basándonos en datos de ventas, rotación en medios y el testimonio de la época, como los archivos de Rolling Stone y Billboard.

1. Nirvana – «Smells Like Teen Spirit» (1991)

Cuando Nevermind aterrizó, vendió 30 millones de copias y convirtió a Nirvana en el estandarte de un movimiento que nadie vio venir. «Smells Like Teen Spirit» no solo llenó de estática las radios, sino que reconfiguró MTV. Según Billboard, el sencillo encabezó listas en 1992, mientras las bandas de hair metal desaparecían del top 40. El riff directo de Kurt Cobain y su grito visceral barrieron con la teatralidad del metal, ofreciendo algo que el público no sabía que necesitaba: un espejo de su propia apatía.

2. Pearl Jam – «Alive» (1991)

Ten, el debut de Pearl Jam, movió 13 millones de unidades solo en Estados Unidos, según la RIAA. «Alive» llegó con un gancho que se pegaba al cerebro y una historia personal que Eddie Vedder narraba con los dientes apretados. Mientras el metal seguía apostando por fantasías escapistas, esta canción hablaba de enfrentar demonios internos, un tema que caló en una generación harta de excesos vacíos. Las giras masivas de Pearl Jam demostraron que el grunge podía llenar los mismos recintos que antes eran territorio metálico.

3. Soundgarden – «Black Hole Sun» (1994)

Soundgarden ya tenía raíces en el metal, pero Superunknown (con 9 millones de copias vendidas globalmente, per Soundscan) los llevó más allá. «Black Hole Sun» mezclaba texturas psicodélicas con un peso que el glam nunca entendió. Chris Cornell, con su rango vocal, dio una lección de cómo sonar profundo sin postureo. En 1994, cuando el sencillo dominó MTV, el metal comercial ya era una reliquia, incapaz de competir con un sonido que evolucionaba sin traicionar sus orígenes.

4. Alice in Chains – «Man in the Box» (1990)

Antes de que el grunge fuera un término mainstream, Facelift de Alice in Chains irrumpió con «Man in the Box». El tema, que alcanzó el puesto 18 en las listas de rock de Billboard, trajo una oscuridad que el metal de los 80 no tocaba: un lamento sobre sentirse atrapado, envuelto en un riff que pesaba toneladas. Aunque compartía ADN con el heavy metal, su enfoque crudo y sin maquillaje marcó distancia del circo que el género había devenido, abriendo camino para lo que vendría.

5. Stone Temple Pilots – «Plush» (1992)

Core vendió 8 millones de copias, y «Plush» fue su carta de presentación. Scott Weiland cantaba con una mezcla de vulnerabilidad y desafío que las bandas de metal, enfrascadas en sus poses, no podían replicar. La canción copó las radios en 1993, según Radio & Records, justo cuando el grunge se consolidaba como el sonido definitorio de la década. Aunque algunos puristas lo veían como un eco de Seattle, su éxito comercial probó que el público ya no miraba atrás.

Estos cinco temas no solo vendieron discos; cambiaron las reglas del juego. El metal no murió del todo —el nu-metal lo resucitaría después—, pero en los 90 quedó relegado a un rincón, superado por un movimiento que priorizó lo real sobre lo fabricado. Los números y la rotación en medios lo confirman: el grunge no pidió permiso para tomar el trono, simplemente lo hizo.