5 bandas de metal que CANCELARON en los 90

Los años 90 fueron un campo de batalla para el metal. Mientras el género se ramificaba en direcciones más extremas y comerciales, una ola de pánico moral se alzaba en paralelo. Grupos religiosos, políticos conservadores y padres alarmados señalaron al metal como chivo expiatorio de los males sociales: desde la violencia juvenil hasta el supuesto colapso de los valores tradicionales. Las bandas no solo enfrentaron críticas; algunas vieron sus discos prohibidos, sus conciertos bloqueados y sus nombres arrastrados por titulares sensacionalistas. Este artículo desentierra cinco casos de bandas que, por su música o actitud, chocaron contra intentos de silenciarlas en esa década turbulenta. Todo lo que leerás aquí está anclado en hechos, no en rumores, y viene directo de los archivos del metal.

1. Marilyn Manson: El blanco perfecto del miedo colectivo

Marilyn Manson irrumpió en los 90 como una granada con la mecha ya prendida. Su disco Antichrist Superstar (1996) no solo vendió millones, sino que desató una tormenta de acusaciones: satanismo, corrupción de menores, incitación al caos. En 1997, el estado de Carolina del Sur les cerró las puertas a sus shows tras presiones de iglesias locales, según reportes de la época en publicaciones como Rolling Stone. La cosa escaló en 1999, cuando la masacre de Columbine puso sus canciones bajo un reflector inmerecido. Políticos como Joe Lieberman apuntaron al Manson como culpable moral, aunque no había evidencia de que los autores del tiroteo fueran fans. La banda no se dobló; al contrario, usó el escándalo como combustible para su leyenda.

2. Slayer: Letras que cortaban como navajas

Slayer ya traía equipaje polémico de los 80 con “Angel of Death”, pero en los 90 la presión no aflojó. Su disco Divine Intervention (1992) llegó con temas como “213”, que exploraba la mente de un asesino, y eso bastó para que asociaciones cristianas pidieran boicots a sus giras. En Alemania, por ejemplo, algunas fechas de 1994 se tambalearon por protestas locales, según registros de la revista Kerrang! de ese año. La banda, curtida en el thrash, no cedió terreno ni cambió una coma de su estilo. Su respuesta fue seguir tocando, más rápido y más fuerte, mientras el mundo debatía si eran genios o amenaza.

3. Cannibal Corpse: El sonido que nadie quiso explicar

Si el death metal tenía un rey macabro en los 90, era Cannibal Corpse. Con Tomb of the Mutilated (1992) y su portada de un cadáver destrozado, se ganaron enemigos rápidos. En 1994, el senador Bob Dole los nombró en una cruzada contra la música “peligrosa”, y Alemania fue más allá: prohibió sus discos y shows hasta 2006, según consta en archivos de la industria musical como Metal Hammer. Las letras de temas como “Hammer Smashed Face” no dejaban mucho a la imaginación, y eso alimentó el rechazo. Sin embargo, el under los abrazó, y su censura solo engordó su estatus de culto.

4. Cradle of Filth: El teatro negro que asustó a los puritanos

Cradle of Filth entró al juego en los 90 con un black metal cargado de gótico y provocación. Su EP V Empire (1996) y el álbum Dusk… and Her Embrace (1996) trajeron vampiros, blasfemia y una estética que hizo temblar a los conservadores. En Inglaterra y partes de Europa, locales cancelaron fechas de su gira tras quejas de grupos religiosos, como se documentó en fanzines de la época y reportes de Terrorizer. Dani Filth, con su voz chillona y su desprecio por lo convencional, convirtió cada ataque en un trofeo. La banda no solo sobrevivió; definió un subgénero.

5. Pantera: Rugidos que incomodaron a los tibios

Pantera dominó el metal de los 90 con discos como Vulgar Display of Power (1992), pero no sin rozar nervios. Phil Anselmo, el vocalista, soltó comentarios en vivo que algunos tomaron como racistas o incendiarios, especialmente en un show de 1996 en Texas que quedó grabado en la memoria del fandom. Aunque no enfrentaron prohibiciones formales, la prensa y ciertos sectores los pusieron en la mira, según reseñas de Revolver de esos años. Su actitud cruda y su sonido aplastante los mantuvieron en pie, pero el escrutinio fue una sombra constante.

El eco de los 90

Estas bandas no solo resistieron los embates; transformaron la hostilidad en parte de su ADN. Los intentos de cancelarlas—ya fuera por leyes, boicots o sermones—chocaron contra un público que las defendió con uñas y dientes. El metal de los 90 no se dejó domesticar, y estas cinco historias lo prueban. Si quieres datos duros, revisa los archivos de Kerrang!, Metal Hammer o los reportes de giras de la época. Ahí está la carne de esta guerra cultural, sin filtros ni adornos.