5 bandas dark que debes escuchar si te gusta Lacrimosa

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Lacrimosa lleva décadas tejiendo un camino singular en la música oscura. Desde sus inicios en los noventa, cuando Tilo Wolff grababa en solitario los lamentos de Angst con un teclado y una visión cruda, hasta los lienzos sinfónicos de Elodia o Fassade, la banda alemana ha sabido fundir el gothic rock con el metal y pinceladas clásicas. No es solo una cuestión de sonido: es la manera en que cada nota parece excavar en emociones que muchos prefieren mantener bajo llave. Si eres de los que se han perdido en sus discos, buscando algo más que melodías para llenar el silencio, este texto te lleva a otras cinco propuestas que dialogan con esa misma intensidad.


El gótico y sus ramificaciones —darkwave, metal sinfónico, incluso ciertos rincones electrónicos— no son géneros estáticos. Son espacios donde las bandas experimentan con texturas, desde lo visceral hasta lo teatral, y Lacrimosa siempre ha sido un faro para quienes buscan esa mezcla. Las cinco opciones que siguen no son ecos directos de Wolff y Anne Nurmi, sino proyectos que comparten un ADN creativo: la capacidad de transformar lo sombrío en algo que resuena más allá de los altavoces. Aquí va el recorrido, con razones que van más allá de lo obvio y datos que podrías rastrear en cualquier archivo serio de metal o música alternativa.

  1. Sopor Aeternus & The Ensemble of Shadows
    Anna-Varney Cantodea no escribe canciones: construye rituales sonoros. Este proyecto, nacido en Alemania a finales de los ochenta, toma el darkwave y lo retuerce con cuerdas, vientos y percusiones que parecen sacadas de un salón barroco olvidado. ¿Por qué encaja con los fans de Lacrimosa? Porque comparte esa obsesión por darle forma audible a la fragilidad humana. Mientras Einsamkeit de Lacrimosa explora el dolor con acordes minimalistas, discos como Dead Lovers’ Sarabande (Face One) de Sopor Aeternus llevan esa introspección a un terreno aún más extraño, casi litúrgico. No esperes riffs pesados; aquí la fuerza está en la atmósfera que te envuelve como una niebla densa.
  2. Theatre of Tragedy
    En Noruega, a mediados de los noventa, Theatre of Tragedy ayudó a dibujar las líneas del gothic metal con discos como Velvet Darkness They Fear (1996). La receta era simple pero efectiva: la voz cristalina de Liv Kristine flotando sobre los growls de Raymond Rohonyi, todo envuelto en capas de guitarra y teclados. Si te atrapó la dualidad vocal de Tilo y Anne en temas como “Alleine zu zweit”, esta banda te llevará a un lugar parecido. Su evolución hacia sonidos más electrónicos en los 2000 no borra el peso de esos primeros trabajos, que siguen siendo un puente natural para quienes vibran con la teatralidad de Lacrimosa sin perder el filo metálico.
  3. Therion
    Therion es un caso curioso. Arrancaron en el death metal sueco, pero para los noventa ya estaban inmersos en un universo sinfónico que mezclaba coros, orquestas y mitología. Álbumes como Vovin (1998) o Secret of the Runes (2001) tienen una ambición que recuerda a Fassade: estructuras complejas, arreglos que podrían llenar un teatro y una narrativa que va más allá de lo personal. Christofer Johnsson, el cerebro detrás del proyecto, comparte con Wolff esa pasión por construir mundos sonoros. Si te gusta cuando Lacrimosa se lanza a lo grande, Therion te ofrece una escalera hacia lo épico sin abandonar las raíces oscuras.
  4. Diary of Dreams
    Adrian Hates fundó Diary of Dreams en 1989, casi al mismo tiempo que Lacrimosa tomaba forma. Desde Alemania, esta banda se inclinó por el darkwave con un toque electrónico, pero siempre con letras que cortan como vidrio roto. Canciones como “The Curse” o discos como Freak Perfume (2002) tienen una carga emocional que conecta con la melancolía de Angst o Satura. La diferencia está en el enfoque: menos guitarras y más sintetizadores, aunque el resultado sigue siendo un viaje introspectivo. Para los que disfrutan del Lacrimosa más crudo y poético, Diary of Dreams es una puerta a otro rincón del mismo universo.
  5. Tristania
    Volvemos a Noruega con Tristania, una banda que en 1999 lanzó Beyond the Veil, un disco que todavía suena como un manifiesto del gothic metal sinfónico. Aquí hay de todo: coros, voces femeninas que cortan el aire, growls que golpean el pecho y teclados que tejen una red densa. Si Echos o Schakal de Lacrimosa te engancharon por su intensidad dramática, Tristania lleva esa idea a un terreno más agresivo pero igual de estructurado. Morten Veland, uno de sus fundadores, dejó la banda después, pero su trabajo inicial sigue siendo un eco perfecto para quienes buscan esa mezcla de fuerza y belleza que Lacrimosa domina tan bien.

Estas cinco propuestas no son un reemplazo ni una imitación. Son caminos paralelos que cruzan el gothic, el darkwave y el metal sinfónico con la misma chispa creativa que ha mantenido a Lacrimosa vigente. Si quieres explorar, empieza con los discos mencionados —todos están a un clic en plataformas como Bandcamp o en reseñas de sitios como Metal Archives— y deja que el sonido te guíe. El viaje, como siempre, es lo que cuenta.