10 bandas gloriosas para adentarte en el metal argentino

El metal argentino no es solo un género musical: es un grito que atraviesa décadas, un reflejo de calles polvorientas, lucha obrera y una identidad forjada en el cruce entre la furia global del heavy metal y el pulso único de un país sacudido por su historia. Desde finales de los 70, cuando el eco de la Nueva Ola del Heavy Metal Británico llegó a Buenos Aires, hasta las bandas que hoy mantienen viva la llama, Argentina ha parido un sonido propio, crudo y sin filtros. No se trata de imitar; aquí el metal se mezcla con la realidad social, el folclore y una actitud que no pide permiso. Este artículo te lleva directo al corazón de esa escena con 10 bandas esenciales para entenderla y vivirla.

1. Rata Blanca

Arrancaron en 1985 y pronto se convirtieron en un faro para el metal en español. Rata Blanca toma el heavy metal clásico, lo pule con melodías afiladas y lo lanza al mundo con temas como “La Leyenda del Hada y el Mago”. Su guitaristazo, Walter Giardino, bebe de Ritchie Blackmore y lo adapta a un contexto porteño que conquistó desde México hasta España. Su disco Magos, Espadas y Rosas (1990) sigue siendo una puerta de entrada obligada.

2. Hermética

Ricardo Iorio fundó Hermética en 1987 tras el caos de V8, y con ella el thrash argentino encontró su voz más visceral. Ácido Argentino (1991) no es solo un álbum, es un documento de los 90: letras que cortan como navajas y riffs que golpean como martillos. Hablan de descontento, de resistencia, de la vida en los márgenes. Si querés entender cómo el metal se hizo carne en Argentina, empezá acá.

3. V8

Los pioneros. Desde 1979, V8 plantó la semilla del heavy metal en un país bajo dictadura. Su sonido era directo, sin adornos, con canciones como “Destrucción” que resonaban como un desafío. Aunque duraron poco (se separaron en 1987), su legado se ramificó en bandas como Hermética y Horcas. El libro V8, un Sentimiento de Sergio Fassanelli (2012) detalla cómo su existencia cambió el juego.

4. Almafuerte

Iorio volvió a la carga en 1995 con Almafuerte, un proyecto que mezcla el peso del metal con guiños al folclore argentino. “Trillando la Fina” no solo te sacude por su potencia, sino por cómo une la raíz criolla con la distorsión. Es metal con tierra bajo las uñas, un puente entre lo urbano y lo profundo del interior.

5. Horcas

Nacida en 1988 del tronco de V8, Horcas lleva el thrash a un terreno de pura adrenalina. Con Osvaldo Civile al frente en sus inicios, discos como Oíd Mortales el Grito Sagrado (1992) muestran una banda que no da tregua. Siguen activos, demostrando que el metal argentino no se queda en el pasado.

6. A.N.I.M.A.L.

Desde 1992, A.N.I.M.A.L. rompe moldes al cruzar metal con hardcore y punk. Su disco Poder Latino (1998) los llevó más allá de Argentina, con un sonido que late como un corazón acelerado. Letras combativas y una energía que no negocia: esta banda es el metal sudamericano en su forma más expansiva.

7. Tren Loco

En 1990, Tren Loco arrancó con un heavy metal que mira a la clase trabajadora. “Ruta 197” te mete en el paisaje de los barrios, con riffs que suenan a acero y letras que hablan de lo cotidiano sin caer en la pose. Son un clásico de la resistencia metálica argentina, todavía tocando y grabando.

8. Malón

Cuando Hermética se quebró en 1995, Malón recogió el guante y mantuvo el thrash vivo. Espíritu Combativo (1995) es un disco que no se anda con vueltas: velocidad, peso y un mensaje que pega directo. Es el eco de una generación que no se rindió.

9. Riff

Pappo, el Carpo, fundó Riff en 1980 y le dio al metal argentino su primer empujón serio. Influenciados por Motörhead y Black Sabbath, temas como “Ruedas de Metal” tienen esa vibra callejera que no se aprende en manuales. Aunque su trayectoria fue intermitente, su arranque marcó un antes y un después.

10. Lethal

Desde fines de los 80, Lethal trae un thrash técnico y filoso, con discos como Bienvenidos a mi Reino (1990) que muestran una precisión quirúrgica. Son de esas bandas que no buscan reflectores, pero que los entendidos saben valorar por su solidez y su aporte al metal extremo local.